La obra dramática del escritor español Juan de Timoneda (15209-1583) aparece, frente a la corriente portuguesa, con unas características de influencia italiana.
Es difícil afirmar qué obras son originales de Timoneda y qué obras — como en el caso de la Tragicomedia llamada Filomena — se limitó a sacar, con su oficio de editor, del olvido. De todas formas, más que un autor original, Timoneda es un hábil refundidor, como advirtió certeramente Menéndez Pelayo. Por un lado tenemos los autos de estructura sencillísima, como Los desposorios de Cristo, evidente imitación o refundición del anónimo Auto de las donas. En ellos intervenían sólo tres o cuatro personajes, y el propio Timoneda participó en estas representaciones, lo cual complica aún más la situación, pues debió de refundir y adaptar obras de otros autores. De hecho la duda se extiende a toda la colección Turiana.
Las mejores obras de Timoneda son: Amphitrión, Meneehmos y Cornelia, las dos primeras imitadas de Plauto, a través de los imitadores italianos, y la segunda derivada del Nigromante de Ariosto. Timoneda ha sido comparado a Lope, por el tono, «el hálito lírico» con que viste la acción dramática e incluso por su procedimiento. Como advierte claramente Valbuena Prat, Timoneda «sentía el encanto de una narración y de un cantar y podía realizar sus posibilidades dramáticas» y añade que su sentido de la mitología y del folklore le convierten en «uno de los más simpáticos y variados predecesores del Fénix de los Ingenios». El mismo Timoneda habló sobre su teatro: «Cuán apazible sea el estilo cómico para leer puesto en prosa, y cuán propio para pintar los vicios y las virtudes… bien lo supo el que compuso los amores de Calisto y Melibea, y el otro que hizo la Tebaida. Pero faltábales a estas obras para ser consumadas poderse representar como las que hizo Bartolomé de Torres y otros en metro.
Considerando yo esto, quise hacer comedias en prosa, de tal manera que fuesen breves y representables; y hechas, como paresciessen muy bien assí a los representantes como a los auditores, rogáronme muy encarecidamente que las imprimiesse, porque todos gozassen de obras tan sentenciosas, dulces y regocijadas». La primera recopilación de su teatro religioso nos la dio Timoneda en 1558 con la publicación del Temario sacramental. En 1575 publicó otros dos Temarios. En el primero incluyó La oveja perdida, Auto del nacimiento y Auto de la quinta angustia. En los otros dos encontramos: La oveja perdida (con leves variantes), El Castillo de Emaús, Auto de la Iglesia, La fuente sacramental, Los Desposorios y La Fe. En 1559 publicó Amphitrión, Menechmos y Cornelia. El teatro de Timoneda está lleno de alusiones a situaciones y lugares de aquel momento. Su valor consiste más en ser un difundidor y propagador del teatro que en ser un verdadero creador dramático, aun cuando no dejó de tener cierta habilidad.