La Sonata para violín solo es una de las obras del último período de Bela Bartok (1881- 1945); data, en efecto, de 1944. Es el gran violinista Yehudi Menuhin quien la encargó al compositor. Fue concluida el 14 de marzo de 1944 y Menuhin la interpretó en 26 de noviembre del mismo año. Esta sonata comprende cuatro movimientos. El primero es una especie de chacona en «sol menor», en el que son particularmente notables los contrastes entre las sonoridades graves del violín y la extrema contextura. El desarrollo está esencialmente constituido por variaciones. El segundo movimiento, especie de fuga a tres voces en la tonalidad de «do menor», interesa vivamente a los musicólogos y a los violinistas. Es, en efecto, muy original y de muy curiosa concepción. El tercer movimiento, «Melodía», en «si bemol», exhala una sensible melodía, que se desarrolla entre arabescos y adornos. El cuarto movimiento es un «Presto» endiablado, en el que evidentemente Bartok ha recordado las danzas húngaras. La danza sugiere la atmósfera de todo este fragmento, que aturde. Esta obra alcanzó un enorme éxito entre los violinistas. Una influencia parece sobresalir, la del compositor alemán Hindemith.