Sobre la Fuerza de la Percusión, Giovanni Alfonso Borelli

[De vi percussionis Líber Jo. Alphonsi Borelli, in Patria Messanensi pridem, nunc vero in Pisana Academia Matheseos, Profesorís. Bononiae MDCLXVII. Ex Typographia Jacobi Montij. Superiorum permissu]. Obra de Giovanni Alfonso Borelli (1608- 1679), publicada en Bolonia en 1667. El tí­tulo del libro es demasiado restrictivo, ya que el autor, más que tratar del famoso problema de la fuerza de la percusión, es­tudiado por Galileo y Torricelli, se ocupa de mecánica en general. En realidad, con este libro y otro titulado De motionibus naturalibus a gravitóte pendentibus Líber (Regio Julio, 1670), notable por las investi­gaciones sobre la capilaridad, Borelli quiso dar las nociones de mecánica indispensables para comprender el Movimiento de los ani­males (v.). El De vi percussionis contiene intuiciones penetrantes o francamente ge­niales al margen de la mecánica (es inte­resante su hipótesis sobre la atracción mag­nética, que ha parecido una anticipación de la de Coulomb), y verdaderos descubri­mientos, al mismo tiempo que partes con­fusas e inexactitudes. Particularmente im­portantes son las investigaciones sobre el choque de los cuerpos, en las que, como ha demostrado Giovanni Plana, Borelli en­contró las verdaderas leyes del choque di­recto de cuerpos que sean perfectamente duros e fricomprimibles.

Se trata de un caso ideal, pero (observa justamente Plana) po­demos mantenernos dentro de la realidad física, incluso en el caso de los cuerpos du­ros, comprimibles y elásticos, suponiendo que sólo queremos determinar la velocidad normal que resultaría inmediatamente des­pués de su recíproca compresión, si pudié­ramos eliminar el efecto de la reacción elástica. No menos importante es la tesis sostenida por Borelli (págs. 108-9) sobre la trayectoria que siguen los graves en su caída, teniendo en cuenta la hipótesis del movimiento de la tierra (llamada «hipóte­sis» por razones de prudencia, pero que él consideraba verdad demostrada). Borelli, en efecto, es el primero que vislumbró la desviación hacia oriente que más tarde (1771) fue estudiada por D’Alembert y que fue demostrada experimentalmente (1792) por G. B. Guglielmini (la atribución a Renieri no se puede aceptar). Borelli desarro­lla su tesis en una carta fechada en Mesina, a 29 de febrero de 1668 (Contestación de Alfonso Gio. Borelli Mesinés Matemático del Estudio de Pisa A las consideraciones hechas sobre algún que otro fragmento de su libro de la Fuerza de la Percusión por el R. P. F. Stefano de Gl’Angelí, Matemáti­co en el Estudio de Padua Al muy ilustre y docto Sr. Michel Angelo Ricci). En esta carta, Borelli demuestra que, siempre ha­blando en hipótesis, si dejamos caer una piedra desde lo alto de una torre, y supues­ta la rotación de la tierra, la piedra no se­guirá perpendicularmente a la superficie terrestre, sino que se desviará de manera que el camino aparente de la caída no lle­gue directamente al centro, sino que se aparte del radio terrestre que siguió en un principio.

Sin embargo, Borelli, cuyo sen­tido experimental no era tan riguroso como el teórico, declara que la desviación es tan pequeña que pasa inadvertida. En cambio, Guglielmi consiguió, con las experiencias hechas desde lo alto de la «Torre degli Asinelli» de Bolonia, no sólo medir, aunque de una manera imprecisa, la desviación hacia oriente, sino que también descubrió un nuevo efecto de rotación de las esferas que caen sobre sí mismas cuya explicación teórica no llegó hasta mucho más tarde. De esta carta a Ricci se cita generalmente la traducción latina, incluida en la edición de Juan Broen de las dos obras de mecánica de Borelli (Lugduni Batavorum, Apud Pe- trum Vander Aa, MDCLXXXVI).

S. Timpanaro