Las composiciones de este género del músico danés Niels Wilhelm Gade (1817-1890) son ocho; las más notables, la primera y la cuarta. La primera, op. 5, en «do menor», compuesta en 1843, es ciertamente superior. Se compone de cuatro tiempos, y en conjunto su estructura se ajusta al plan tradicional; pero, como con frecuencia se observa en los compositores nórdicos (así como en los eslavos) de esa época, el espíritu folklórico no se ajusta perfectamente a la forma sinfónica, y lo que más atrae es el sabor sencillo de las diversas melodías, aunque no se puede negar una cierta unidad de conjunto. En Gade, el sello más notable y más vivo es el sentido genuinamente nórdico de la selva, de la caza y de la vida primitiva; con algo de legendario, que si no da cuerpo a una verdadera epopeya, muestra, sin embargo, una tendencia épica que no se encuentra en otros compositores afines en su orientación general, por ejemplo, en Grieg y mucho menos — pasando al mundo eslavo — en Dvorak (v. Sinfonía del Nuevo Mundo).
Entre las cosas más bellas de esta Sinfonía de Gade figura ciertamente la melodía que sirve de introducción al primer tiempo, de acento original y dé vasto aliento, que después, con ritmo cambiado, forma el primer tema del allegro anexo. En el segundo tiempo, «Scherzo», se nota particularmente la influencia de Mendelssohn. El final es rico en material temático, aunque no fundido a la perfección. La instrumentación, en general, es delicada y brillante. La cuarta Sinfonía, op. 20, es de inspiración más dulce y amena; su tiempo más popular es el «Scherzo». En el conjunto de la obra se aprecia mayor perfección formal y menor vigor de inspiración que en la primera. En las otras sinfonías la nota original de Gade se halla superada por la influencia de las obras clásicas y románticas alemanas del mismo género. Señalemos también que la quinta, op. 25, es para piano.
F. Fano