[Sette libri dell’architettura]. Obra del arquitecto boloñés Sebastiano Serlio (1475- 1554), cuyas partes fueron publicadas separadamente y en sucesión irregular a partir de 1537. El cuarto libro fue el primero publicado y trata de los órdenes arquitectónicos fundándose en Vitruvio; acto seguido se hizo celebérrimo, y su fama sólo fue en parte eclipsada al salir la obra posterior y mucho más escolástica Regla de los cinco órdenes de arquitectura de Giacomo Barozzi da Vignola.
El libro contiene también reglas para palacios venecianos, importantes por el influjo de la arquitectura florentina del Renacimiento sobre el ambiente artístico de la Italia septentrional. De los libros restantes, el primero tiene por tema los fundamentos matemáticos de la arquitectura; el segundo, la perspectiva (con un notable tratado de escenografía); el tercero, la arquitectura antigua. Para este libro, rico en proyectos de edificios romanos, Serlio obtuvo mucho provecho no sólo del texto de Vitruvio, sino también de los escritos de arquitectura de Baldassare Peruzzi, muy admirado por él y a quien consideraba como maestro. La quinta parte de la obra va dedicada a los edificios sagrados; la sexta y la séptima a los palacios y quintas, y a las restauraciones; un octavo libro, perdido, parece que trataba de la arquitectura militar. Este tratado, que es la primera tentativa después de la Arquitectura (v.) de Alberti para ofrecer un sistema completo de la Arquitectura conforme a los postulados críticos del Renacimiento, presenta vivo interés por la libertad de actitud que Serlio, privado de verdadera cultura clásica, adopta frente a la arquitectura antigua, aun venerándola y aspirando de buena fe a su ideal de rígida regularidad.
En los proyectos originales insertos en el tratado, la lógica interior de los órdenes clásicos aparece disgregada de la tendencia a los efectos pictóricos, según el gusto personal del autor. De aquí las incoherencias teóricas pero también el interés de la obra, que parece prenunciar la arquitectura de Paladio, toda ella encaminada hacia los valores de color y de luz. El renombre europeo de este tratado — que fue traducido en los siglos XV y XVI al latín y a las principales lenguas europeas — valió a Serlio una invitación a Francia por parte de Francisco I. De su estancia allí hay alguna indicación en los últimos libros de la obra, que contienen importantes noticias sobre la difusión del Renacimiento en Francia y su consiguiente actitud frente a la arquitectura gótica local.
G. A. Dell´Acqua