[Sunto di un corso di filosofía chimica]. Memoria de Stanislao Cannizzaro (1826-1910), publicada en 1858 en la revista «Nuovo Cimento». Con este trabajo quedan definitivamente aclarados los conceptos de molécula y de átomo.
En la hipótesis de Dalton (1808) y en la teoría molecular de Avogadro (1811), los químicos y los físicos de la primera mitad del siglo XIX no acertaron a descubrir lo esencial y se agitaron en torno a la definición de dichos corpúsculos, confundiendo el uno con el otro en diversas formas y sin lograr por lo tanto orientarse sobre una base estable y válida. Ello sucedió, especialmente, debido a la ignorancia y el olvido en que cayó el postulado de Avogadro, es decir, que volúmenes iguales de gases diferentes contienen el mismo número de partículas (moléculas). Cannizzaro, mediante una serie de consideraciones geniales, elaboradas alrededor de los hechos experimentales, tuvo el mérito de erigirse en un verdadero reformador de la química teórica.
Apoyándose sobre todo en el postulado de Avogadro, llevó a cabo su reforma. Sostiene que los modelos de subdivisión atómica no constituían una explicación cómoda y esquemática de la constitución de la materia, sino que verdaderamente la materia posee una estructura discontinua y granular, esto es, que los átomos y las moléculas existen realmente como entidades físicas. Las consecuencias de esta reforma fueron inmensas, aunque no precisamente inmediatas. Cannizzaro logró también desprenderse de la idea original del átomo entendido como un corpúsculo mínimo, y atribuyó al átomo una sola propiedad íntimamente ligada a tal concepto: la ponderabilidad, la cual se identifica con la masa, con la propiedad fundamental de la materia misma.
Muchas fueron las críticas suscitadas en torno a las «Leyes de los átomos» de Cannizzaro, pero todas se diluyeron ante las lógicas y firmes argumentaciones del gran maestro, de forma que todavía hoy — a pesar de las nuevas teorías sobre la estructura de la materia — la reforma de Cannizzaro domina la química teórica. La obra de Cannizzaro tuvo un valor fundamental para el desarrollo de la física y de la química.
O. Bertoli