[Die drei Zigeuner]. Balada del poeta alemán Nicolaus Franz Niembsch von Strehlenau, conocido con el pseudónimo de Lenau (1802-1850). Escrita en 1837, está incluida en las Neuere Gedichte (v. Poesías). Al igual que la Posada de la llanura (v.), el Postillón (v.) y algunas de las mejores poesías de Lenau, está vinculada a los lejanos recuerdos del país magiar, donde transcurrió su infancia.
En un atardecer, atravesando la «puszta», el poeta encontró a tres zíngaros: uno tocaba con su violín salvajes melodías, otro contemplaba tranquilamente el humo de su pipa y el tercero dormía, mientras el viento hacía vibrar dulcemente su címbalo que colgaba de un árbol. Los tres morenos zíngaros quedan grabados en el recuerdo del poeta como una imagen de felicidad. ¿Para qué sirven las riquezas? Solamente en el canto, en la contemplación y en el sueño el hombre reposa en esta vida.
En esta poesía, que es una de las más famosas de Lenau, la angustia y la desesperación se aplacan en el desprecio del mundo; pero su pesimismo no razona, sino que es apenada memoria y fuga del tiempo. Los tres zíngaros no son unos individuos bien definidos o símbolos estilizados, sino imágenes musicales, criaturas de la landa húngara, que puso en sus venas, además de la pasión por el canto, una instintiva sabiduría de la vida. En su evocación se aplaca, en efecto, por un instante también el dolor del poeta, hijo de la misma tierra.
A. Manghi