Los Hermanos de San Serapión, Ernst Amadeus Theodor Hoffmann

[Die Serapionsbrüder]. Colección de cuen­tos de Ernst Amadeus Theodor Hoffmann (1776-1822), publicada en cuatro volúmenes entre 1813 y 1821. Partiendo de un motivo autobiográfico, Hoffmann hace narrar suce­sivamente cada una de sus novelas a uno de sus seis amigos que se reúnen de cuando en cuando para este objeto, y que han adop­tado como patrono a San Serapión, por haberse reunido por vez primera el día de su fiesta.

Los caracteres de los seis amigos están netamente diferenciados, y mientras en tres de ellos (Ottomar, Vincenz y Sylvester) se puede reconocer a tres amigos del poeta, en el apasionado melómano Theo­dor, en el caprichoso e incontenible Lothar, creador de fábulas fantásticas, y en el ex­traño Cyprian, que colecciona curiosamen­te casos de locura o que se salgan de lo normal, tenemos tres aspectos diversos de la tan compleja personalidad de Hoffmann. Precisamente en boca de estos tres, Hoff­mann pone la mayor parte de sus narracio­nes. Valiéndose de la técnica del «marco ge­neral», prefijada por la narrativa alemana, Hoffmann presenta de este modo, en forma orgánica, muchos de sus mejores cuentos, antes publicados separadamente en revis­tas. Estos cuentos (unos treinta en conjun­to) son de tono muy diverso, y están sabia­mente alternados; la única condición esta­blecida es que traten de acontecimientos realmente ocurridos al narrador o que, a lo menos, tengan para él una indudable realidad poética. Ésta no falta, realmente, ni siquiera la descripción de los numerosos fenómenos sobrenaturales que tan a menu­do forman el argumento de los cuentos.

Bastará recordar, entre otros, Las minas de Falún (v.), fantástica y espectral, re­fundición de una conocida leyenda. En to­dos los cuentos, además, la realidad es des­crita con gran inmediatez e interés huma­no, incluso cuando se toca en el límite, no sólo de lo real, sino también de lo imagina­tivo, como en «Los autómatas» [«Die Automaten»] y en la grotesca historia «La elección de esposa» [«Die Brautwahl»], en la que los más locos absurdos se suceden en una casa burguesa del Berlín contemporáneo. Pero es necesario advertir que nun­ca falta un elemento fantástico o sobrena­tural, importante, incidental o secundario, en las narraciones más realistas, aunque a veces, como en el divertido cuento «La corte del rey Artús» [«Der Artushof»], el mis­terio creado queda luego destruido con romántica ironía por el propio poeta. El interés de éste se siente especialmente atraí­do por las curiosas preocupaciones y ma­nías de los hombres, que él nos describe en tono ora cómico (por ejemplo, el consejero Krespel, que no procede a abrir puertas y ventanas en su casa hasta después de haber construido los muros hasta arriba), ora irónicamente conmovido («El discípulo de Tartini» [«Der Schüler Tartinis»]), o tam­bién trágico, como en la célebre novelita La señorita de Scudéri (v.), en que se narra, dentro del marco del París de Luis XIV, la triste pasión del joyero René Cardillac por las joyas que él crea, que le impulsa hasta el asesinato de sus propie­tarios para recuperarlas.

Diversas narracio­nes, claramente localizadas en el tiempo y en el espacio, alcanzan una especial perfección que no es frecuente en las obras de Hoffmann, y que es debida a una ins­piración figurativa, que hace necesario un mayor equilibrio en la distribución de sus partes. Así, por ejemplo, «Doge und Dogaresse», romántica historia de amor entre los sombríos esplendores de la república de Venecia y «Maestro Martín el tonelero y sus aprendices» [«Meister Martin der Kufner und seine Gesellen»], vivo cuadro del Núremberg del siglo XVI, visto a través de la tienda de Martín, en la cual trabajan (como aprendices toneleros por afición) los tres pretendientes de la hermosa hija del maestro tonelero. El color local no falta tampoco en el Señor Hormiga (v.) en que asistimos, en una atmósfera de ópera bufa, a las singulares burlas y a la vida romana de Salvador Rosa. Menos logrado, desde este punto de vista, es el famoso cuento «El concurso de los cantores» [«Der Kampfder Sánger»], origen del Tannlnauser (v.) wagneriano. La desenfrenada fantasía del autor se complace también en fábulas fantásticas para personas mayores y meno­res, como el Cascanueces y el rey de los ratones (v.) y la sencilla y profunda fábula El niño extranjero (v.), aunque sea de comprensión menos inmediata y menos apta para los niños, por la ligereza de su trama. En estas dos fábulas, como también en la tercera, «La novia del rey» [«Die Konigsbraut»], los elementos más realistas están ligados a los más fantásticos con des­concertante inconsecuencia en la que pre­cisamente radica su encanto.

Estas narra­ciones están separadas entre sí muy diver­samente por discusiones acerca de la mú­sica o de la literatura, de las cuales se puede deducir la estética del autor, y anéc­dotas más inmediatamente referentes a la vida de los seis amigos. Es interesante el retrato de Zacharias Werner, el autor de la Cruz en el Báltico (v.), trazado por Theodor, el cual, impelido por una de aque­llas discusiones, cuenta su vida. [Trad. es­pañola por D. A. M. en Obras completas, Cuentos fantásticos (Barcelona, 1847) y por Carmen Gallardo de Mesa en Cuentos (Ma­drid, 1922-1924, 9 vols.)].

A. Manghi