[De cursibus ecclesiasticis]. Obra descubierta en 1853 y escrita hacia el año 580 por S. Gregorio de Tours (538-594). Su verdadero título es: De qué manera hay que observar el movimiento de las estrellas en lo relativo al cumplimiento de los deberes eclesiásticos [Cursum stellarum ratio qualiter ad officium implendum debeat observari]. En efecto, según el parecer de Gregorio, que creía en la astrología, hay una perfecta correspondencia entre el movimiento de las estrellas y el calendario religioso. Por lo tanto, aconseja que se observe bien el rodar de las estrellas y que se rece a Dios según las horas que aquéllas nos indican.
Esta curiosa obra demuestra que también en el alma de los más claros ingenios estaba bien arraigada la convicción de que la astrología no era un arte mágico o de ignorantes, sino una segura expresión de la inmensa sabiduría de Dios, que se revela a los hombres tanto por medio de las Sagradas Escrituras como por medio del gran libro de la naturaleza, de esa naturaleza que ofrece maravillas no menos ilustres que los antiguos colosos de Rodas, el arca de Noé y el Mausoleo. En efecto, un pájaro como el fénix, un volcán como el Etna aparecen a los ojos admirados de San Gregorio como las verdaderas maravillas del mundo, que él, por amor a los números, eleva a siete, incluyendo hasta el Sol y la Luna.
F. Della Corte