Los Cantos de la Isla, Ada Negri

[I Canti dell’isola]. Este librito de poesías publicado en 1925 (IV ed., 1941), viene después del Libro de Mar a (v.), y no considerando tan sólo el punto de vista cronológico. En efec­to, Ada Negri (1870-1945), reuniendo los dos libros, en las últimas ediciones, en un único elegante «elzevir», advirtió tácita­mente al lector que Los Cantos de la Isla están unidos estrechamente a su pasión y su dolor. Casi se aplacó la angustia que la agotó, pero aún no se ha apagado. El fuego que la devoró, pero que no consiguió consumirla, aún está vivo bajo las cenizas que el tiempo invisible recoge, y a veces alguna que otra chispa salta entre las ce­nizas con un sordo suspiro y se apaga. Lo turbio que había allá, aquí se ha vuelto sereno. El canto que, lleno de humana pa­sión no parecía siquiera liberador, aquí se levanta aplacado para tranquilizar el alma que se ha regenerado en el dolor. Se fue la poetisa hacia el mar de las Sirenas, para recoger de su canto mágico algún mito o cualquier otro motivo que transfigure o aca­be con su dolor; y he aquí que la Isla de las sirenas se fue a su encuentro como una «dorada nube surgida del aliento del mar». ¿Dónde están los perezosos vapores de su valle? Murieron todos, incluso en el re­cuerdo, vencidos por la gran alegría de luz y de cantos. Y por la benignidad del cielo, de la tierra, del mar y de las criatu­ras, el corazón volvió a encontrar el canto sereno donde el pasado dolor se imprimió como una sigla misteriosa y el tormento inexpresado flota inefable en las palabras del mito. La artista vivió en un período de gran inquietud, de apasionadas discusiones, de incondicionados consentimientos a las nuevas poéticas, pero supo quedar fiel a sí misma, a aquellos tonos que a los veinte años la revelaron poetisa.

G. Franceschini