[Gli amori di Zelinda e Lindoro]. Comedia en tres actos de Cario Goldoni (1707-1794), primera de la trilogía dedicada a estos personajes (v. Los celos de Lindoro y Las inquietudes de Celinda), representada por primera vez en 1763. Personajes: Don Roberto; Doña Eleonora, su esposa; Don Flaminio, hijo de su primera mujer; Celinda (v.); Lindoro (v.); Bárbara; Fabricio; Federico. La intriga es algo novelesca: Celinda, camarera en casa de Don Roberto y paternalmente protegida por él, es amada por el apasionado Lindoro, secretario de Don Roberto, pero también por Flaminio y el mayordomo Fabricio. Éste, habiendo descubierto los amores de Celinda y Lindoro, denuncia su rival a Don Roberto como amante de Celinda, y le hace despedir; pero al mismo tiempo, Eleonora, celosa de Celinda, que cree amada por su marido, la despide. Ambos enamorados vuelven a encontrarse, cada cual sin saberlo el otro, en casa de la cantante Bárbara, a quien ofrecen sus servicios, y allí se reúnen con ellos primero Flaminio y luego Fabricio que van, cada cual por su cuenta, en busca de Celinda.
Se produce la inevitable confusión y los enamorados vuelven a encontrarse en la calle. Entre tanto Eleonora, reprochada por el marido por haber despedido a Celinda, abandona la casa; Lindoro encuentra en la calle a Flaminio, se pelea con él y le llevan a la cárcel; Celinda, desesperada, pide ayuda a Don Roberto, a quien, al mismo tiempo, su amigo Federico le trae otra vez su mujer. Todo se aclara y compone, y la aventura termina con la reconciliación general. Ya romántica e incluso novelesca, esta comedia, extraída, como las otras de la trilogía, de los guiones de las Aventuras de Arlequín y Camila, se separa algo de la línea de Goldoni. Celinda y Lindoro, en un determinado momento, se ven atribulados por las situaciones, y por situaciones cuya responsabilidad no sienten: vicisitud que será típica en el teatro posterior, pero rara en el goldoniano, donde cada personaje crea directamente su aventura. También el carácter de Fabricio, al principio decididamente malvado, constituye una excepción en la obra de este comediógrafo que puede aceptar la alegre pillería pero no la perfidia. Una farsa musical, Celinda y Lindoro, de G. D. Camagna, inspirada en esta comedia, fue puesta en música por V. Pucitta (1803).
U. Dèttore