Obra escrita en verso, de fines del siglo XIV, perteneciente al «mester de clerecía», de autor anónimo. Fué descubierta y publicada por don Miguel Artigas (Un nuevo poema por la cuaderna vía en «Boletín de la Biblioteca Menéndez y Pelayo», vol. I (1919); en 1920 lo publicó en volumen aparte en Santander). El manuscrito fue salvado de las ruinas de un castillo y contiene, además, una serie de textos sobre materias ascéticas, vidas de santos, cánones, etc.
Artigas nos da del poema una edición paleográfica acompañada de los títulos de los capítulos del De contemptu mundi de Inocencio III, del que el poema es versión, que más directamente corresponden a los pasajes del poema castellano. Por lo que a su autor se refiere, ignoramos quién pueda ser: se llama a sí mismo «maestro», como Berceo, y debió ser un clérigo ordenado. La métrica del poema es de versos de dieciséis sílabas, con cesura de ocho (8 + 8), aunque es oscilante y acusa cierta imperfección en las rimas. El autor sigue el original latino de Inocencio III, exponiéndolo en forma vulgar con el fin de hacerla asequible a todas las mentalidades. La doctrina fundamental del poema es la del hombre que sufre la hostilidad de la naturaleza, la brevedad de la alegría, el dolor, la muerte, etc. Todo él acusa el sentido moral característico de la Edad Media. La obra contiene algunos pasajes originales, como el del señor que se hospeda en casa del siervo, y trasluce también la influencia de los Proverbios de Salomón.