[Leggenda di Vergogna]. Relato anónimo del siglo XIV, publicado por Alessandro D’Ancona en Bolonia, en 1869, y anteriormente por Zambrini, en 1853, bajo el título de Novella d’un barone di Faraona.
Refiere la leyenda de un gran barón del reino de Faraona que, por instigación diabólica, seduce a su bella hija y la hace madre. En el arrepentimiento que sigue a la culpa, mientras ella se desespera, él la consuela con el pensamiento de la misericordia divina, y recogido secretamente el fruto de su pecado, lo bautiza con el nombre de Vergogna (Vergüenza), lo embarca en una navecilla y lo confía a las olas del mar. Luego se dirige en peregrinación a Jerusalén, y allí muere santamente, después de haber recobrado la gracia divina. La hija, que vive en un monasterio, rechaza obstinadamente todos los pretendientes a su mano, hasta que los barones de Faraona, coaligándose contra ella, la desposeen de los bienes paternos. Un ángel, que se le aparece en sueños, le revela el lugar donde su padre escondió sus tesoros, y la exhorta a reclutar con ellos un ejército para guerrear contrarios usurpadores. Entre los guerreros que acuden a defenderla se distingue por su valor Vergogna, a quien el viento había llevado a las costas de Egipto, donde, rebautizado con el nombre de Girardo Avventuroso, había sido educado en la corte del rey.
Vergogna y su madre se enamoran y, sin sospechar el vínculo que los une, contraen matrimonio. Pero no tardan en descubrirlo, y dando en limosnas todo cuanto poseen, se dirigen a Roma, donde el papa les absuelve de sus pecados y donde terminan santamente sus vidas, haciendo áspera penitencia en sendos conventos. Sus dos cuerpos son enterrados juntos, y en la tumba hay una inscripción que, después de recordar los múltiples vínculos de parentesco que el doble incesto ha creado entre ellos, garantiza que sus almas se han salvado. La leyenda no pertenece, como se ve, a la literatura ascética, porque recoge motivos novelescos y escabrosos; pero su moral claramente expresada en los discursos con que primero el padre y luego el hijo levantan los ánimos de la mujer culpable desde la desesperación a la fe, es religiosa y se resuelve en la afirmación de la grandeza de la misericordia divina y del poder purificador de la penitencia.
Este concepto fundamental, que la diferencia de la parecida Leyenda de Judas (v.), resalta todavía más en el anónimo relato francés conocido con el nombre de Vida del papa Gregorio Magno [Vie du Pape Grégoire le Grand], del cual probablemente deriva la leyenda italiana. En la francesa, efectivamente, el culpable del involuntario incesto acaba nada menos que siendo pontífice bajo el nombre de Gregorio el Grande. En alemania este relato inspiró a Hartmann von Aue un breve poema: Gregorio en la roca, o el buen pecador (v.).
E. C. Valla