[Le inquietudini di Zelinda]. Tercera comedia de la trilogía dedicada a Celinda y Lindoro (v. Los amores de Celinda y Lindoro y Los celos de Lindoro) de Carlo Goldoni (1707- 1793), en tres actos, representada por vez primera en 1765. Hallamos aquí los mismos personajes de las dos primeras comedias, excepto don Roberto, que ha muerto, aunque un testamento inoportuno nos lo mantiene presente En efecto, mientras la viuda Eleonora, cautivada por don Filiberto, y el hijo don Flaminio, enamorado de Bárbara, esperan impacientes conocer la última voluntad del difunto para poder realizar sus deseos, éste ha señalado como condición para recibir la herencia, que la esposa siga viuda y que el hijo renuncie a su matrimonio, instituyendo como herederos universales, si así no sucediese, a sus criados Ce- linda y Lindoro. Sobre el fondo de esta situación se desenvuelven las inquietudes de Celinda, la cual se considera descuidada por su esposo, ya que éste, después de haberse sentido excesivamente celoso, parece estarlo ahoya demasiado poco. El enredo acaba por ser arreglado por el abogado Ciccognini, quien asegura la felicidad de la viuda y de Flaminio, los cuales renuncian a la herencia a cambio de una rica compensación, y el bienestar a los dos esposos, que son confirmados como herederos. La comedia, aunque mantenida por la inagotable vena goldoniana, es tal vez la menos feliz de las tres: Celinda continúa siendo prudente y delicada, pero Lindoro palidece. No obstante, desde otro punto de vista, no deja de tener importancia el modo con que termina esta triple farsa de criados y amos: don Flaminio acaba por casarse con una cantante, Celinda y Lindoro se enriquecen, y en la graciosa trilogía se encierra así, sin darse cuenta, como siempre sucede en este autor, el germen de una pequeña epopeya de desarreglos sociales.
U. Dèttore