[Le Grazie]. Diálogo sobre temas lingüísticos, en tres partes, del padre Antonio Cesari (1760-1828), publicado en 1813. Sus interlocutores son, en las dos primeras partes, el docto filólogo de Rovereto, Clementino Vannetti, el abad Giuseppe Pederzani de Villa Lagarina y el abad veronés Antonio Benoni; el diálogo ocurre cerca de una capilla de Nuestra Señora llamada «Las Gracias», en una hacienda de Vannetti: las tres figuras, con gracia digna de Boccaccio, son encuadradas en un verde e idílico trasfondo. En la tercera parte se presentan dos nuevos interlocutores: un tal Lizio, de Verona, y un cierto Gherardo de Padua. El diálogo se inicia de una manera aparentemente ocasional, por una reminiscencia dantesca a propósito del color del prado, a partir de la cual Vannetti, portavoz de Cesari, va regalando a sus interlocutores, a lo largo de las tres partes, con las mejores flores de su gusto exquisito y los recónditos refinamientos de sus conocimientos lexicográficos, interrumpidos de vez en cuando por las alegres exclamaciones, del más puro estilo trecentista de los interlocutores, lingüistas golosos y, hasta osaría decir, cómicamente hambrientos. Las Gracias, en efecto, se reducen a una larga, sutil e implacable anatomía de bellas palabras y de bellas frases tomadas, en su mayor parte, de los escritores del siglo XIV; los personajes del diálogo, como Cesari, hacen gala, dentro de su riguroso purismo, de un buen gusto muy digno de respeto y no exento de utilidad, y además de una memoria inagotable. Cesari se había propuesto realizar en Las Gracias la teoría formulada en su Disertación sobre el estado actual de la lengua italiana (v.); sin embargo, ha resultado de ello una obra artificiosa y amanerada. El diálogo, en efecto, es sencillamente convencional, sin sombra de justificación ni artística, ni psicológica; los personajes son meros nombres; y el color del tiempo, contagiándose con la afectación del tono trecentista, engendra aburrimiento, cuando no produce efectos de sutil, aunque involuntaria, comicidad.
D. Mattalía