[Elegie Romane]. Título goethiano adoptado por (1863-1938) para una colección de poesías, editada en 1892, inspiradas al mismo tiempo en Roma y en una dama.
Son 25 elegías en dísticos bárbaros, dispuestos de manera que se dibuja en ellos la historia de un amor, primero floreciente, después extinguido en el corazón del amante quien, con todo, no cesa de sentir piedad por la mujer a quien deja de amar y rechaza. En el sentido de aquella poesía de introspección psicológica, ardorosamente querida y buscada en verso y prosa en el Intermezzo de rimas (v.), en el Placer (v.), en el Inocente (v.), es quizás el libro más convincente de d’Annunzio.
La introspección psicológica halla ayuda en la trama del argumento propuesto, el cual aunque comunica un algo de forzado y de extra- lírico a cada una de las composiciones, no llega más allá que a resolver la psicología en música. Sus momentos mejores son, pues, aquellos en que la celebración sobrehumana de la amada bella se atenúa y se extenúa casi en el suspiro de un madrigal, añadiendo tal vez, para obtener más música, la rima en las cesuras y al final de verso de los dísticos bárbaros; o cuando la piedad y la dureza de corazón del amante, el llanto de la desamada dan lugar al mismo reblandecimiento del Inocente, pero manteniéndolo en una zona en que más genuinamente es congoja, voluptuosidad, compasión de sí mismo, música también, y en este clima sentimental, los cielos y las fuentes, las iglesias y las ciudades, esto es, las mismas visiones de Roma que dieron aliento y voluptuosidad al Placer se funden como en una única palpitación del sentimiento, por decirlo así, psicológico, sin la ruptura entre argumento y descripción que se advertía en aquella novela. Las Elegías Romanas fueron después incluidas en el volumen, Mujeres y Musas (1920) de la Edición Nacional de las obras de d’Annunzio.
E. de Michellis