Las Cañas se Vuelven Lanzas, Antonio García Gutiérrez

Comedia de Antonio García Gutiérrez (1813- 1884), representada en el Teatro del Prín­cipe de Madrid (1864). La obra está escri­ta en verso, y su acción se desarrolla en Toledo, «a principios del siglo», de su autor. Él en su madurez ve los comienzos del XIX con cierta nostalgia retrospectiva: la posada, el personaje don León Carbajal, «capitán de caballería reformado», el criado con «casaca». La obra transcurre, plácidamente, entre el costumbrismo moratiniano y asomos de ve­lada melancolía. Así dice Ana a León que ha querido «procurando por verte, vivir muriendo», con juego de concepto de rai­gambre y expresión calderoniana. El título está tomado del segundo de la comedia de Rojas Zorrilla, No hay amigo para ami­go, las cañas se vuelven lanzas, aunque el desarrollo y carácter de ambas obras es bien diverso. García Gutiérrez en una eta­pa posterior a su triunfo popular de El trovador, cultiva en este momento la come­dia apacible como en La bondad sin la ex­periencia (1855) o Afectos de odio t/ amor (1856). Las cañas se vuelven lanzas cierra este ciclo. Estaba acabada en 1863, como se ve por la aprobación del censor de tea­tros Ferrer del Río. El mismo año del es­treno, vuelve el poeta romántico a los grandes triunfos de su segundo estilo (Ven­ganza catalana). Las cañas se vuelven lan­zas queda en la luz tenue de un crepúsculo, como comedia bien versificada y trazada, de una corriente literaria (la posmoratiniana), y de un buen estilo de época.

A. Valbuena Prat