Bersezio volvió a su personaje en una segunda comedia en cinco actos, en dialecto piamontés, La prosperidad del señor Travetti [La prosperità d’ Monsù Travetti], estrenada en 1869. Esta continuación no es muy feliz, aunque sí lo es el motivo, y Travetti queda aquí ahogado por una trama demasiado complicada. Actualmente nuestro Travetti es alcalde de Valnota, una personalidad, pero el cambio de posición no le ha dado la felicidad; junto a las pequeñas miserias familiares, que siguen, se perfilan los inconvenientes de su nuevo estado. El conde de Valnota trata de seducir a su hija, esposa de Paolino; el director de un mal periódico le amenaza con un chantaje; el «cavaliere» jefe de sección, jubilado, está tramando algo en contra de él; surge de todo esto una complicada situación que por suerte acaba bien: Travetti es elegido alcalde otra vez, el periodista acaba en la cárcel, él «cavaliere» castigado. Todas estas peripecias ni quitan ni añaden nada al carácter de Travetti, ya definido en la primera comedia; su poesía llega a ser ahora torpe y de amanerada bondad, de modo que te conclusión optimista, el triunfo de este héroe de la modestia, no logra expresar un significado que hubiera podido rebosar de humorismo y amargura.
U. Dèttore
La intención de deprecar la empleomanía aparece incidentalmente en esta obra y queda abstracta; su motivo real es la representación, hecha con emocionada simpatía, de la bondad, la honestidad, la laboriosidad, el sentimiento de la disciplina y de la regularidad, de toda aquella fuerza ética que se junta en el señor Travetti. (B. Croce)