[La morte civile]. Drama de Paolo Giacometti (1816-1882), representado en 1861. Está considerado como su obra maestra; lo cierto es que, con todos sus defectos y su amaneramiento, ha demostrado poseer una vitalidad que muy pocas de las obras de su tiempo han conseguido igualar.
Corrado, enamorado con apasionado ardor de Rosalía, la rapta y se casa con ella contra la voluntad de sus padres y, una noche fatal, mata a su hermano que venía a rescatar a la mujer. La cárcel sepulta al hombre, muerto civilmente; Rosalía, con su hija Emma, vive como institutriz en casa del doctor Arrigo Palmieri, que, al morir su mujer y su hija, adopta prácticamente a Emma, que le cree su padre. Han pasado 13 años y un día se presenta un extraño peregrino: es Corrado, que ha conseguido evadirse y vuelve a ver a su mujer y a su hija. El abate Buvo, al que se confió, quisiera hacerle obtener el indulto y devolverlo a su familia, sea en defensa de la indisolubilidad del matrimonio, sea (y aquí interviene la actitud ideológica de Giacometti) por odio contra el doctor Palmieri, presunto amante de Rosalía y anticlerical declarado. Pero Corrado choca duramente contra la realidad de los hechos: su hija ama tiernamente a quien cree su padre y se horrorizaría al saber que es hija de un presidiario; su mujer, a pesar de que siguió siéndole fiel, podría iniciar una nueva vida al lado del médico. Por unos momentos Corrado lucha, no queriendo renunciar a los derechos de su corazón, habla con Rosalía y la convence a que le siga, aunque sea renunciando a su hija.
Luego comprende que es él mismo el único obstáculo a la felicidad común y se suicida. Giacometti declaró que con este drama sólo quiso plantear el problema de la indisolubilidad del matrimonio (sostenida por la Iglesia y sólo parcialmente superada por la autoridad civil) en el caso de «muerte civil» de uno de los cónyuges. Pero la obra se le fue de las manos, encontrando una vida propia en el fácil «pathos» y la violenta teatralidad que brota de la situación social. La muerte civil fue así la más representativa y franca producción del teatro italiano en un período en que la formación de una nueva sociedad traía a las escenas de toda Europa problemas de vida pública. Retórico y patético, rebosante de declamación y sentimentalismo, el drama tiene una oculta fuerza, completamente italiana, implícita en sus mismos elementos negativos; es el mismo énfasis del «Risorgimento», justificado por su buena fe y su convicción de poder resolver en el plano pasional unas situaciones perfiladas de un modo ingenua y claramente rectilíneo.
U. Déttore