[L’Histoire de Saint Louis]. Amplia crónica de Jean de Joinville (1224-1317), compuesta por deseo de la reina Juana de Navarra, mujer de Felipe el Hermoso, entre 1305 y 1309.
Senescal de Champagne, el autor, siguió a San Luis IX, su rey, a la Cruzada (1248-1254) abandonando con dolor en el castillo de Joinville a su mujer y dos hijitos. Gozó de la amistad del soberano, mas los peligros y aventuras de la hazaña no dejaron de intimidarle. De manera que, la seguida vez, dejó partir solo a su rey (1267) para la última Cruzada. Y su rey ya no regresó. En esta «vida», Joinville quiere levantar un monumento a la gloria del hombre que más tarde sería honrado por la Iglesia y por su pueblo con el título de Saxito, por sus virtudes de cristiano y su nobleza de caballero. El carácter bondadoso y sencillo de Joinville, cronista de ocasión y no de profesión, se revela a cada página; la amistad del rey para con él se pone de manifiesto en actos de amabilidad y generosidad, que transparentan la dulzura de un carácter paternal. San Luis es verdaderamente un esplendoroso ejemplo de caridad, prefiriendo la lepra al pecado, lavando los pies a los pobres y dando muestras de justicia y humildad en todo momento.
Lo dice Joinville, que tiene bien arraigado el sentido terrenal, y que a fin de cuentas no pondrá en peligro su vida por la fe ni sabrá morir por la gloria del paraíso. A pesar de todo también él se siente fascinado por el ejemplo de su rey, y rinde a su vida el más devoto homenaje, del mismo modo que en su castillo había alzado un altar al santo que lo había honrado con su amistad. Libro pintoresco y descriptivo, fiel a los detalles y a las varias escenas que el recuerdo va evocando en él, parece salido más bien de la pluma de un narrador que de la de un historiador; véase por ejemplo las anécdotas sobre la vida sencilla del soberano, la partida de la armada, la lealtad de San Luis para con el rey de Inglaterra y principalmente la página donde el santo se niega a abandonar el buque en peligro para no sembrar el pánico entre los suyos. Obra en muchos aspectos hagiográfica, por su vivacidad narrativa y la espontaneidad de sus descripciones, después de la Conquista de Constantinopla (v.) de Villehardouin y las Crónicas (v.) de Froissart, ocupa un puesto de honor en la tradición de los grandes cronistas de Francia.
C. Cordié
[Joinville] es un espíritu encantador, franco, abierto, espontáneo, un espíritu que pertenece a la familia de los La Fontaine y los Montaigne. Al contar la historia de San Luis se narra a sí mismo; se describe a sí mismo, con sus gustos, su humor, sus virtudes, sus debilidades, sus caprichos; sin embargo, describiéndose a sí mismo, ha descrito también al hombre, o por lo menos al hombre del siglo XIII, en uno de sus más amables ejemplares. (Lanson)