La Felicidad, Claude Helvétius

[Le bonheur]. Poema en seis cantos del francés Claude Helvétius (1715-1771), publicado póstumamente en el 1773. Con el propósito de situar la moral en un sistema físico regido por las leyes de la naturaleza, trata de la felicidad y de la manera de alcanzarla en las cosas huma­nas. La obra, siguiendo el ejemplo de Lucrecio, quiere persuadir a los hombres a través de la poesía. Los sabios antiguos se ocuparon de la felicidad, pero no compren­dieron bien su carácter; entre los moder­nos, muchos moralistas han despreciado a la naturaleza, tratando de hallar en el cielo lo que está sobre la tierra. Es preciso in­dagar en qué consiste la felicidad: no siem­pre consiste en el amor, que luego fastidia y disgusta, ni en los placeres, que se mar­chitan con los años

(canto I). Las riquezas no dan la felicidad, y entre los filósofos, sólo los estoicos alcanzaron una especie de sabiduría, pero tampoco su satisfacción era absoluta

(II). La verdadera felicidad es ín­tima y ha de depender lo menos posible de los demás: el filósofo que estudia la na­turaleza y admira la belleza de las artes, puede alcanzar su bien

(III). Las artes si­guen el progreso de las ciencias, y hasta el lujo, mal comprendido en los estados me­nos civilizados, tiene su fuente en el amor del placer, motor del universo

(IV). La his­toria, con sus luchas y trabajos, indica una continua persecución de la felicidad y del placer: el bienestar es una conquista nece­saria a la sociedad y en vano se la combate con el despotismo y la superstición

(V). Una legislación sabia concede al placer el puesto que merece, pero el sabio, aun bajo la opresión del rey y del sacerdote, se goza en las artes y en el deseo de comunicar a los demás su descubrimiento. El espíritu del bien, como en la fábula de Ormuz y Arimán, vencerá sobre el mal

(VI). A la obra, incompleta y fragmentaria en varios can­tos, se le añadieron algunas epístolas en verso, algunos fragmentos sobre el amor propio, sobre el lujo y sobre la superstición; es probable que estos trozos estuvieran des­tinados a formar parte del poema.

Tal como está, aunque la edición londinense de 1778 afirma que es superior a otros tratados so­bre la felicidad (escritos por Fontenelle y luego por Maupertuis, y pronto caídos en el olvido), es una árida exposición de princi­pios sin auténtico arte ni elegancia de es­tilo. Algunas de sus afirmaciones pueden derivarse de la concepción del Espíritu (v.) y del Hombre (v.), y denotan en el ensayo poético el propósito de divulgar, como si se tratase de una fábula, algunas teorías filosóficas sobre la bondad y la filantropía.

C. Cordié

No es posible imaginar nada más pa­gano, ni más dulcemente anticristiano. (De Gourmont)