Poema épico en diez cantos, de cien octavas cada uno, escrito en 1596 y publicado en 1598. Celebra la victoria de España sobre la armada inglesa en la guerra de 1595 y la muerte del almirante inglés Francis Drake, al que los españoles llamaban «el Dragón». Ante el tribunal de Dios se presentan la Religión y sus tres hijas España, Italia y América (Indias), para quejarse de los ataques de los corsarios ingleses. La Codicia, bajo el aspecto de una linda mujer, aparece en sueños a Drake y le aconseja una nueva expedición contra las colonias españolas. Obtenido el permiso de la reina, Drake organiza la armada y parte para la guerra a las Indias Occidentales, mientras Richard Hawkins ataca las posesiones del Océano Pacífico.
Pero Dios está con los españoles y contra los protestantes y enemigos de la fe; y, después de incendiar numerosas colonias de la Nueva España y de Filipinas, los ingleses son vencidos por la tenacidad de los españoles: Richard Hawkins cae prisionero y Drake muere de fiebre en su buque, ante la costa americana (1595). Liberadas de sus enemigos, España, Italia y las Indias lo agradecen al Todopoderoso. Mejor que en los restantes poemas narrativos (v. Jerusalén conquistada, La hermosura de Angélica, etc.) Lope consigue acercarse a los poemas italianos, que él tomaba por modelo. Pero no debe Lope de Vega lo mejor de su bagaje poético a la imitación clásica. Le falta la técnica estilística que permite a Boiardo, Ariosto y Tasso fundir historia y alegoría, realidad y fantasía. De manera que los fragmentos mejores de su poema son aquellos en los que la actualidad del asunto da una mayor libertad al poeta para organizar la materia, y una mayor docilidad a la inspiración y al sentimiento que a menudo consiguen dar calor lírico a la narración.
C. Cardona