[Le petit Jehan de Saintré ]. Novela del escritor francés Antoine de La Salle (1388-hacia 1469), titulada propiamente La historia y la agradable crónica de Juan de Saintré y de la joven señora des Belles Cousines [L’histoire et plaisante cronique du petit Jehan de Saintré et de la jeune dame des Belles Cousines]. Compuesta en 1456, se publicó por vez primera en 1517 y se reimprimió después numerosas veces de manera chapucera e inexacta.
Un pajecillo, Juan de Saintré sirve en la Corte de Juan II el Bueno (que fue rey de Francia desde 1350 a 1364) y una joven dama, la señora des Belles Cousines, le toma simpatía. Sabiendo que el jovencito no tiene ningún amor, si no el de una niña que todavía no tiene diez años, ella piensa educarle y hacer de él un verdadero caballero; le da muchos consejos y le incita a llevar a cabo grandes empresas. Le hace vestir elegantemente y le procura cuanto necesita; acaba consiguiendo sea nombrado escudero del rey y le incita a que vaya a tierras lejanas, tras un sueño de grandeza. Pronto, de aventura en aventura y de torneo en torneo, Juan llega a ser célebre y después de numerosos duelos es honrado como un digno campeón. Las empresas del héroe se hacen cada vez más difíciles para agradar a la dama, y todas son llevadas a cabo con lealtad y firmeza. Nuevos honores y cargos son dados al valiente joven; pero, entretanto su dama se entrega a los amores de un rico abad, que piensa sólo en el placer y la buena vida. El brillante caballero, al regresar de sus hazañas, lamenta el nuevo estado de cosas y lucha para recobrar su prestigio en el corazón de la dama, hasta que consigue echar al descarado seductor, y mostrar la indigna conducta de la dama.
En el contraste entre la pintura realista de los amores del abad y el sueño caballeresco de Juan (que recuerda el tema del caballero y del clérigo de los medievales Carmina huraña, v.), la larga narración gana agilidad gracias a las disertaciones, diálogos y descripciones, y muestra claramente las cualidades alegres de La Salle y su espíritu agradable a la manera de Boccaccio. Al mismo tiempo ilustra el ideal de un admirador de la perfecta sociedad nobiliaria y la armonía de un mundo inevitablemente destinado a la decadencia en comparación con los tiempos nuevos y más aventureros. El estilo es nítido, pero pone de manifiesto una dispersión narrativa que, más que con el primer Renacimiento, enlaza con los esquemas tradicionales del cuento cortesano.
C. Cordié