[Introduction a Vétude de la Médicine expérimentale]. Obra del científico francés Claude Bernard (1813-1878), publicada en 1865. Se hizo muy pronto famosa por los principios que propugnaba y por la influencia que ejerció en el movimiento naturalista, principalmente en Zola. Bernard establece las reglas de una medicina que sea verdaderamente ciencia y método: si antes se la entendía como un arte que valía según la inteligencia y el olfato del médico, ahora no puede ya confundirse con concepciones abstractas y sin base sólida. Será verdaderamente una ciencia cuando se funde sobre la fisiología, sometiéndose, como la física y la química, al método experimental sin el cual no hay certidumbre ni seguridad en la verdad. Pero no se ha de confundir la experiencia con la simple comprobación de los hechos sin guiarse por un convencimiento preciso; antes bien, ha de ser una experimentación rigurosa y completa.
En esta exigencia radica la verdadera libertad del espíritu y del pensamiento: no sólo excluye el yugo filosófico y teológico, sino que tampoco admite ninguna autoridad científica personal. Con esta objetividad absoluta de la nueva medicina se alcanzarán poco a poco, siguiendo un duro, pero radiante camino, las conquistas que descubrirán a la humanidad sus fuentes de saber y de bienestar. De este modo, las hipótesis incitarán a nuevos descubrimientos y la experimentación será la prudente guía de ellos: sin explicar el porqué de las cosas, sino subrayando el cómo, la ciencia brinda el remedio y ataca la enfermedad sin caer en abstracciones o en concepciones rígidamente dogmáticas. Zola desenvolvió en su pensamiento de novelista naturalista las famosas premisas científicas dé Bernard, en pos de una objetividad artística que fuese al mismo tiempo la lucha moral por los nuevos ideales de la sociedad; especialmente en su Novela experimental (v.) muestra el ingenuo estudio del hombre de ciencia y la tentativa de aplicar los principios de la fisiología a una concepción del arte.
C. Cordié
Representa el genio bueno de la técnica que llega en el momento preciso, según los principios de la tradición francesa, a despertar a la razón que chochea entre monstruosidades. (Fernandez)