Introducción a la Vida Devota, San Francisco de Sales

[Introduction a la vie dévote]. Obra reli­giosa de San Francisco de Sales (1567-1622), santo originario de Saboya y obispo de Gi­nebra. Publicada en una primera redacción en 1609 y definitivamente en 1619, esta obra, fruto de las cartas devotas escritas a la señora De Charmoisy, de 1607 a 1608, fue pronto divulgada bajo su título definitivo o con el de Filotea [Philotée], en ediciones incorrectas e incompletas. Aunque el santo eliminó exprofeso todas las citas, recurre a menudo a las palabras de la Sagrada Es­critura para aclarar su pensamiento y por­que, como dice él, son «las más amables y las más venerables». Tratando al cristiano como a un compañero, con suave caridad enseña que sin la buena voluntad el hombre no puede recibir la gracia de Dios; habla con aguda comprensión del mundo y de sus tentaciones, exhorta a la plegaria, al ejercicio de la virtud, a la práctica de los sacramentos. Las exhortaciones del santo no conocen la aridez teológica ni las sutilezas doctrinarias; impregnadas de amable sim­plicidad, hablan directamente al corazón del cristiano, sin perder jamás de vista los peligros, dolores y dificultades de la jornada, La claridad con que afronta incluso los asuntos íntimos, fue criticada por algunos; pero esta claridad constituía uno de los mismos fines del santo. Parece como si con él se iniciara, precisamente en aquella ciu­dad en que predicó Calvino, una nueva lite­ratura religiosa, inspirada en la límpida vi­sión del hombre y de las cosas. Tales méritos y la nítida prosa en que están escritas hicieron pronto conocidas y apreciadas estas páginas. [La primera traducción española es la de Sebastián Fernández Eycaguirre (Bruselas, 1618). La mejor, la de Francisco de Quevedo (Madrid, 1634), a la que siguió, medio siglo después, la del licenciado don Francisco de Cubillas y Donyagne (Barce­lona, 1685), reimpresa infinitas veces desde el último tercio del siglo XVII hasta la pri­mera mitad del siglo XIX. En este período aparece la traducción de Pedro de Silva, Pbro. (París, 1840), que no logra igualar la perfección de las versiones clásicas ci­tadas].

C. Cordié

Este libro marca una feliz revolución: re­concilió la devoción con el mundo, la reli­gión con la cortesía y con cierta humanidad. (Sainte Beuve)