Inmadurez, George Bernard Shaw

[Immaturity]. Es la primera de las cinco novelas del escritor irlandés George Bernard Shaw (1856-1951). Concluida en 1879, no fue publicada hasta 1931. La parte más interesante de la obra es el pre­facio, en el que G. B. Shaw cuenta, entre otras muchas cosas, cómo se propuso con­cienzudamente escribir cinco páginas diarias, y a la par describe su propia vida y la de su familia en esta época. A pesar de ser Inmadurez una obra de juventud, escrita por un muchacho no pulido todavía y que aún no ha logrado integrarse al país y la socie­dad en que se desenvuelve, se trata no obstante de un ejercicio útil para su obra posterior y de particular interés para su preparación. La trama es simple y los per­sonajes tomados del natural son copia de aquéllos que rodeaban al autor.

El héroe, Robert Smith, es un humilde empleado so­litario que no ama su trabajo, y que con frecuencia se manifiesta como pregonero de las opiniones del mismo G. B. Shaw. Se reconoce al autor, tal cual se describe a sí mismo en el prefacio, a través de las opi­niones antirreligiosas y de los juicios que aventura sobre la sociedad y sus convenien­cias. La heroína es Rose Russell, una costu­rera escocesa, tranquila, bella y segura de sí misma y de la vida. Smith la encuentra por casualidad en el hotel en que vive y en él prende la primera chispa del amor, pero ella se ve obligada a abandonar Lon­dres y marchar al campo; allí conoce a Cyril Scott, un pintor muy popular y solici­tado por la «buena sociedad». Este encuen­tro se resuelve, con cierta rapidez, en matri­monio, a despecho de la coqueta, arrogante y orgullosa Miss Wooward, la cual estaba muy encaprichada de Cyril Scott. Entretanto, Smith ha abandonado su plaza y entrado al servicio de Mr. Wooward como secreta­rio.

Mr. Wooward es un rico irlandés y Shaw aprovecha la circunstancia para pintar la sociedad aristocrática y los ambientes artísticos de aquella tierra y época. De una parte aparecen los señores, por su for­tuna y por su nacimiento: Mr. Wooward, Lady Geraldine, Mr. Grosvemor; de otra sus servidores y quienes de ellos dependen: Hawkshaw el poeta, Cyril Scott el pintor, Fenwick un dandy que se mueve en esfera social que no es la suya, etc. Miss Russell, que logra salvar su independencia e inte­gridad, es, entre ellos, el símbolo del ser puro y libre, y es ella quien al final de la novela dice a Smith: «No es usted ni un niño ni un adulto. Un día logrará despren­derse de sus libros y descenderá a la tierra y hallará el lugar que le ha sido destinado. No es sino un caso grave de falta de madu­rez.» El estilo de la novela es clásico y tierno. No hay en ella huella alguna de la exuberancia habitual – de Shaw y constituye un simple paréntesis en su obra.