Iniciación Amorosa, Oscar-Vladislas de Lubicz Milosz

[L’ amoureuse initiation]. Única novela del lituano Oscar-Vladislas de Lubicz Milosz, poeta, ensayista y dramaturgo en lengua francesa (1877-1929), publicada en París el año 1910 y reeditada en 1945, en el tomo II de sus Obras comple­tas. Más que como una novela propiamente dicha, Iniciación amorosa debe considerarse como una etapa del itinerario espiritual de Milosz, que por otra parte presta ciertos rasgos personales al héroe de su libro, Sassolo Sinibaldo, conde de Pinamonte, un personaje imaginario del siglo XVIII que justifica todos los sacrificios a los placeres de la carne diciendo: «La ligazón a lo creado nos conduce al amor de lo increado y, al amar bien al ser limitado, nos alzamos inconscientemente hasta la suprema e infi­nita sabiduría, que rebasa los límites de nuestro conocimiento; de este modo, en la Imitación, el amor divino personificado es­cala la cima del propio amor, del Amor, esencia de la vida y principio del Ser». El relato de los amores de Sassolo Sinibaldo y de su amante, la bella y cínica Clarice- Annalena Mérone de Sulmerre, para quien el conde sólo es juguete y esclavo, acaba con el reconocimiento de su fracaso; el hé­roe no sólo no ha encontrado a Dios en el amor de la criatura, sino que incluso se ha envilecido, precipitándose en la animalidad; el cuerpo de la mujer se le aparece ya como una cruz a la que está clavado o como una «esponja de vinagre».

Este reconocimiento es el propio Milosz quien, en realidad, lo formula indirectamente en un momento de­cisivo de su vida, en la que el «donjuanis­mo» desempeñó un papel destacado. Abju­rando de la herejía que supone buscar a Dios en el amor de una mujer, sólo experi­mentará ya desvío por la carne, y en su Miguel de Manara (v. Don Juan) nos ex­pondrá su concepción del auténtico amor, que es renuncia, sacrificio y plegaria. A pe­sar de revelarse, en primer lugar, una obra de tesis, Iniciación amorosa no deja de po­seer el interés de una verdadera novela, de acción bien conducida, en una extraña at­mósfera alternativamente poética, lujuriosa y mística, y siempre entretenida. Por otra parte, su estilo es simplemente admirable. Milosz, que Como poeta ha conquistado la gloria, merecería ser considerado como un gran escritor aunque sólo hubiese escrito esta novela.