Entremés del gran escritor español Miguel de Cervantes (1547-1615). «Los entremeses de Cervantes son admirables aguafuertes teatrales de gran vigor y valentía en sus trazos, excelentes cuadros de género, llenos de vida, en que abundan las notas del ambiente picaresco, del mundo del hampa, trasladado a la escena en breves situaciones, con exactitud y profundidad admirables: la penetración psicológica es tan intensa aquí como en las mejores novelas del autor; la savia popular más genuina circula por ellos sin extraños aditamentos; el toque satírico es tan llano y natural que, sin perder su agudeza, parece como que se presenta por sí mismo».
En el Hospital de los Podridos hablan trece personajes, siendo los principales el Rector, el Secretario, el Doctor… Porque se ha establecido un hospital a fin de que en él encuentren acomodo los «podridos» de raras enfermedades que llamaremos sociales, pues a la convivencia social afectan: un enfermo está «podrido» de ver a un hombre determinado, cuya presencia le enferma; otro, porque ha oído unas coplas cuyo argumento le parece un tremendo disparate; otro, porque sabe que hay poetas «que piensan y no saben, y otros que saben y no piensan». Hay «podridos» de envidia, de celos, de sentido crítico; en este terreno crítico llega a ser calificado de «podrido» hasta el propio Rector, que se ve recluido como un enfermo más; y una mujer que se atreve a condolerse de la suerte que le ha cabido al pobre Rector es llevada por «podrida», también al hospital. El personaje Villaverde saca, por fin, una guitarra y canta, tañéndola, unas coplas alusivas a la «podredumbre»: «…No se pudra nadie / de lo que otros hacen».
C. Conde