[Naturalis historia]. Es una extensísima obra en 37 libros, escrita por Cayo Cecilio Plinio Segundo, llamado el Viejo (23-79 d. de C.), publicada después de su muerte por su sobrino Plinio el Joven. El libro I contiene el plan general de la obra y da noticias sobre muchos escritores leídos y estudiados; los libros II-VII tratan de geografía, astronomía y antropología; VIII-XI, de zoología; XII-XIX, de botánica; XX-XXVII, de medicina vegetal; XXVIII-XXXII, de medicina animal, es decir, de cuanto puede obtenerse como medios útiles de los animales y las plantas; XXXIII-XXXVII, de mineralogía, y, en especial, todo lo concerniente a los usos del vivir humano y de las artes plásticas. Es una verdadera enciclopedia. Plinio el Joven la define como «obra amplísima y erudita, y tan varia como la naturaleza».
El material fue obtenido de la lectura de unos dos mil volúmenes, y cita cerca de quinientos escritores, entre griegos y latinos. No se limitó Plinio a ser un mero compilador. Su pensamiento fundamental responde a la necesidad que tiene el hombre de saber para poder vivir. Mientras los animales — dice — sienten cada uno su propia naturaleza y según ella obran y resuelven sus dificultades, el hombre, por sí solo, nada sabe si no lo aprende; por sí mismo tan sólo sabe una cosa: llorar. La condición esencial de la vida humana consiste en aprender lo que debe el hombre saber y conocer, los lugares en que habita y los hombres entre los cuales vive, conocer los aspectos y los fenómenos del cielo y la tierra y, sobre todo, conocer el mundo vegetal y animal de donde se procura el sustento cuando está sano y los remedios y medicamentos cuando enferma, conocer todo esto y la condición esencial de la vida humana.
* Para la historia del arte antiguo encierra particular importancia el grupo de los libros del XXXIII al XXXVII, que estudian la mineralogía y la manipulación de los metales ‘ y de las piedras; es el único testimonio que se ha conservado, junto con De Architectura (v. Sobre la Arquitectura), de Vitruvio, de toda una rica floración de escritos sobre las artes plásticas en la antigüedad clásica. Plinio trata del arte solamente de un modo indirecto y desde un punto de vista secundario, en relación con los fines de su enciclopedia. Sin embargo, halla oportunidad para dar no sólo valiosas informaciones sobre muchas esculturas y pinturas existentes entonces en Roma y de aportar juicios críticos generalmente emitidos por otros autores, como el escultor de la escuela de Lisipo, Jenócrates de Sicione y Antígono Caristio (siglo III a. de C.), sino también para trazar un cuadro de conjunto del desenvolvimiento del arte antiguo, notabilísimo a pesar de sus imperfecciones.
Compilador concienzudo, más que experto en las artes, Plinio se cuida de indicar, como en las otras partes de su obra, las fuentes utilizadas, ofreciendo así una bibliografía del arte antiguo que es de gran interés para la moderna arqueología. Estos libros de arte, debidos a Plinio, fueron ampliamente conocidos incluso en el Renacimiento; Ghiberti se aprovechó de ellos para escribir sus Comentarios (v.); Cristóforo Landino los tradujo al italiano, junto con el resto de la obra, en el año 1470. [La primera edición castellana completa de los XXXVII libros de la Historia Natural de Plinio, traducida por el licenciado Gerónimo de la Huerta, se publicó en Madrid, 1624-1629. El traductor, que se titula médico y filósofo, había publicado antes separadamente la Historia Natural de los animales (Madrid, 1599) y la Historia Natural de los pescados del mar, de lagos, estanques y ríos (Madrid, 1603).
G. A. Dell’Acqua
Su obra es una compilación; pero esta compilación reúne en sí rasgos tan majestuosos, contiene cosas recogidas de una manera tan nueva, que es preferible a la mayoría de las obras originales que tratan de los mismos temas. (Buffon)
Plinio mantiene el culto y el entusiasmo por la ciencia, siente una admiración agraecida por los inventores ilustres y por el progreso indefinido de los conocimientos humanos. (Sainte-Beuve)
Plinio, indudablemente, leyó más que meditó; pero no es un acumulador de noticias por simple manía o vanidad de erudición. (C. Marchesi)