[Histoire du Romantisme]. Obra literaria de Théophile Gautier (1811-1872), publicada póstuma en 1874 y constituida por una historia del Romanticismo, incompleta, por algunas «Noticias románticas» [«Notices romantiques»] y por el famoso manifiesto al ministro de Instrucción Pública sobre el «Progreso de la poesía después de 1830» [«Le progrès de la Poésie française depuis 1830»]. Estas páginas se sistematizan en una secuela de recuerdos y conmemoraciones: escaso es en el crítico el interés en emitir un juicio histórico sobre un movimiento del que ha sido tan inspirada y finamente copartícipe. En la Historia, junto a una investigación más sostenida y a una mayor abundancia de detalles descriptivos, evoca el tiempo heroico y desordenado del primer romanticismo francés, que principalmente se desarrolló en torno a la figura de Víctor Hugo. El encuentro con el joven poeta, la amistad con él y con otros compañeros de batalla, las fiestas de los diversos cenáculos artísticos y de los pintores, y la expectación de una nueva consagración de la vida, explican la exuberancia con que Gautier se entregó a aquel mundo de luchas y de contrastes con las costumbres habituales de la sociedad: parece como si lo viera todo bajo el aspecto colorista, sea por un gesto o por una magnificencia verbal.
El recuerdo del famoso chaleco rojo con que asistió al estreno de Hernani (v.) se convierte en el símbolo del Romanticismo y de la época de 1830. Pero también entre tanta alegría hecha de desenvoltura y de ligereza, muestra este libro un corazón gentil, humanamente nostálgico. Gautier se sentía ligado a los compañeros de lucha y de sueños, y cada vez que uno de ellos moría, lo recordaba con acentos sinceros y patéticos como un deber. En las «Noticias románticas», publicadas junto con artículos varios, Gautier habla de este modo de los románticos mayores y menores, abriendo su alma a los recuerdos y manifestando cada vez más su admiración por los correligionarios famosos, desde Alfredo de Vigny hasta Eugène Delacroix. Las páginas sobre el «Progreso de la poesía francesa después de 1830», hasta 1868 no constituyen sólo un relato a manera de crónica, sino el intento de sistematizar la poesía que después de Lamartine, Hugo y De Musset busca nuevos caminos para la espiritualidad francesa; de hecho, a pesar de una débil valoración del arte de los menores y de los mínimos, son punzantes las observaciones sobre algunos jóvenes poetas, desde Banville a Leconte de Lisie, a Baudelaire, a Mistral. Es el intento de valorar una inspiración que es fundamentalmente romántica, pero indica también exigencias más íntimas y contrastadas; y, aun sumergiéndolo todo en la graciosa y policroma concepción de la poesía impresionista que hace de él un padre de los parnasianos, Gautier sabe hallar la nota adecuada para expresar un pensamiento apasionado y elegante.
C. Cordié