Del franciscano Pedro de Aguado, es la primera parte de su «Recopilación historial…», con que el autor inició la historiografía del descubrimiento y conquista de dicho territorio, correspondiente, en líneas generales, a la actual Colombia. Marchó allí en 1560 ó 61 y pasó quince años evangelizando, siendo elegido (1573) provincial del convento de Santa Fe; regresó a España dos años después. Con lo que por sí sabía, completado con informes de otros frailes y de los propios actores de los sucesos, comenzó la Historia en colaboración con fray Antonio de Medrano, y, muerto éste pronto, la llevó a término él solo. Le decidió a ocuparse en ello — aunque entiende que no era esa su misión, sino sólo la de catequista,- por lo que se sincera afirmando que le dedicaba las horas que le hubiesen correspondido de recreo — la necesidad de que fueren divulgados por alguien los hechos del descubrimiento que él conocía.
La obra se asemeja más a las escritas por militares que a las de misioneros, tanto por la mucha parte que en ella se da a las expediciones guerreras, frente a la penuria de noticias eclesiásticas, como por su propio lenguaje. Sí tiene de común con las producciones de los religiosos la abundante información sobre los indígenas, con quienes convivían mucho más íntimamente que los civiles. Sin embargo, al tocar el tema del trato que se les debía, se inclina más a los procedimientos de rigor que a la blandura. Forma la obra dos gruesos volúmenes y comprende hasta 1568. Lo anterior al nombramiento de Fernández de Lugo como gobernador (1535) tiene deficiente información y no faltan errores; el resto es en general muy puntual. El orden de exposición es geográfico, dedicando un libro a cada una de las regiones en que el territorio se divide. No fue impresa hasta nuestro siglo.
B. Sánchez Alonso