[Johann Heinrich Jungs (genannt Stilling). Lebensgeschichte, oderdessen Jugend, Jünglingsjahre, Wanderschaft, Lehrjahre, häusliches Leben und Alter, eine wahrhafte Geschichte, von ihm selbst erzählt]. La autobiografía de Heinrich Jung (1740-1817) fue publicada en varias partes desde 1777 hasta el año de su muerte.
La primera parte, Juventud [Jugend], en su origen no estaba destinada a la imprenta y sólo había de ser leída a un grupo de amigos del escritor. Por casualidad el manuscrito llegó a conocimiento del joven Goethe, por aquel tiempo compañero de Jung en la Universidad de Estrasburgo, y Goethe, sin que lo supiese el autor, hizo publicar aquel pequeño volumen con el pseudónimo de Stilling. El éxito fue tan lisonjero que Jung escribió su continuación, La adolescencia [Jünglingsjahre] y el Vagabundeo [Wanderschaft], los cuales se publicaron el año siguiente. Pero las ulteriores continuaciones, publicadas más tarde, no tienen ya el fascinador interés del comienzo. Jung escogió el pseudónimo de Stilling para indicar su adhesión espiritual a la corriente de los quietistas (de Still: tranquilo): esto es, de los que esperan tranquilamente la decisión de Dios en los acontecimientos de su vida.
Toda la autobiografía está escrita en tercera persona. Heinrich Stilling nace en una aldea de Westfalia, habitada principalmente por carboneros. Su padre es un sastre que ha estudiado muchísimo y ha sido encargado a menudo de enseñar en la escuela elemental de la aldea. La madre de Heinrich muere poco después de nacer el niño, el cual es educado casi exclusivamente por el padre y el abuelo, un espléndido anciano de extraordinaria rectitud moral: uno de los caracteres magistralmente diseñados por Stilling en su libro. El niño es muy inteligente y por ello es enviado a la escuela de latín, donde adelanta mucho. Pero su pobreza no le permite dedicarse exclusivamente al estudio, y apenas cumple los catorce años acepta el cargo de maestro en una escuela de aldea. Con todo, aquel maestrito, que adora su profesión, tiene métodos de enseñanza que sus- profesores no aprueban y se ve obligado a volver junto a su padre. En los intervalos- entre los varios episodios de su carrera de maestro, Stilling trabaja de sastre, y hasta de carbonero, en casa de su padre, el cual está muy irritado contra su hijo por la desocupación en que se halla con frecuencia. Pero Heinrich odia el oficio de sastre y una noche huye de su casa, decidido a encontrar una solución cualquiera. La fortuna lo ayuda y obtiene un puesto de preceptor en casa de un rico comerciante que le quiere y le proporciona medios para vestirse y para continuar el estudio en sus horas libres. Al cabo de poco tiempo le nombra también administrador de sus bienes.
Pero Stilling tiene otras ambiciones: estudiará medicina y piensa casarse con una joven buena y bella, de la que está enamorado. Deja, pues, al comerciante y se matricula en la Universidad de Estrasburgo. Por aquel tiempo el autor conoció a Goethe, que nos da una vivaz descripción de él en el libro noveno de Poesía y verdad (v.) y también en otras partes de esa misma obra. Su situación material continúa siendo mísera; a menudo, por la mañana, no sabe lo que tendrá para comer, porque el comerciante ya no le subvenciona. Pero su fe en Dios es inmensa; a Dios atribuye todo beneficio que llega a él. En cuanto termina su carrera se casa y comienza su ejercicio profesional. Pronto llega a ser célebre por su cura de las cataratas; pero sus pacientes son pobres casi todos y no pueden pagar. En tanto muere su esposa, que le deja varios hijos. Con su ingenuidad se ve cada vez más estrechado por la miseria, y no encuentra ya camino para salir de ella. Pero he aquí que Dios le muestra de nuevo su benevolencia. La publicación de algunos volúmenes de economía le vale el nombramiento de profesor en una escuela superior de agricultura. Esto señala el fin de la miseria. Stilling se casa por segunda vez; pero también muere su segunda esposa, después de haberle hecho prometer que se casará con una amiga de ella. Lo que sigue no es más que una desnuda enumeración de diversos acontecimientos; nacimientos y muertes en su familia, etc., y el volumen pierde su interés. Pero tal vez no haya nada en la literatura alemana contemporánea de Goethe que pueda igualar la gracia y la ingenuidad de aquel fresco «cuento de aldea» (como lo llama un crítico), con la descripción de las luchas y las dificultades que ha de sufrir el joven carbonero para conseguir un lugar en la vida.
G. Gundolf