Historia de la República Argentina, Vicente Fidel López

Su origen, su revolución y su des­arrollo político, por Vicente Fidel López (1815-1903). Obra monumental, publicada entre 1883 y 1893, cuyo décimo y último tomo alcanza hasta fines de 1829 (a pesar de que en la primera edición decía llegar «hasta 1852»).

Su objeto es la historia del proceso de la revolución emancipadora, des­de los orígenes que, según López, son los de la nacionalidad misma, con la llegada de los españoles al país, hasta la ascensión de Rosas al poder, lo que ocurre, efectiva­mente, en diciembre de 1829. Y todo «sin­cronizando» la historia argentina con la española y dentro de la de Occidente. Ésta fue su gran novedad en el momento de su aparición. La de López es, sobre todo, una historia política. En realidad, la his­toria de los factores de civilización o de barbarie, a partir del descubrimiento de América, entendidos a la manera liberal. De ahí la influencia que asigna al cambio de dinastía, en el siglo XVIII, y las re­formas que introdujo en América, espe­cialmente, la creación del virreinato del Río de la Plata. Señala el ángulo de sepa­ración de los intereses entre la metrópoli y la colonia a partir de la creación de la colonia misma, sobre todo los intereses eco­nómicos y el nacimiento del sentido de autodeterminación. Estudia luego el fracaso del «verdadero gobierno representativo y electoral», por obra, sobre todo, del poder militar, bajo el cual tuvo necesariamente que realizarse la separación de la metró­poli (con la larga y agotadora guerra de la independencia), y la compleja convul­sión interna, cuyas consecuencias fueron la guerra civil, casi permanente, y la pre­cariedad de los gobiernos que se sucedieron vertiginosamente.

Pasado el peligro, con la derrota de los realistas en Chile, se produce la disolución nacional; cada pro­vincia se convierte en un estado autónomo. Pero la provincia de Buenos Aires, con la capital a la cabeza, dueña del único puerto de ultramar de entonces, y, por tanto, en contacto con Occidente, gobernada por la burguesía liberal que había hecho la revo­lución de 1810, y concentrada en la provincia misma y no en el extensísimo y de­sierto territorio de la república, abre una época de progreso y libertad (1820 al 25). Sobrevienen luego los errores y precipita­ciones del mismo movimiento que, en los dos años siguientes, ensaya o intenta la reconstitución nacional, sin más resultado que renovar la guerra civil, esta vez con una guerra extranjera al frente. Ello oca­siona el derrumbe total y la desaparición, como cabezas responsables, de quienes ac­tuaban desde los días iniciales de la emancipación. Pero no sólo en Argentina, por obra de la «aventura presidencial de Rivadavia», como la llama López, y del golpe militar del 1.° de diciembre de 1828, que fue su consecuencia, sino en toda la Amé­rica hispánica se produce, en esos años de 1827 al 30, «como una liquidación ge­neral»; ésta se manifiesta en la fragmenta­ción de las grandes unidades territoriales procedentes de la época anterior o forma­das en el curso de la lucha de la inde­pendencia, mediante las guerras civiles de unas regiones con otras. La historia, como el teatro de la lucha entre los principios progresivos y los que a ellos se oponen: así entendía la acción pública tanto como su historia, el grupo más importante de los revolucionarios de 1810.

López, hijo único del autor del himno nacional argentino, que tuvo actuación destacadísima desde la víspera de la revolución hasta después de la caída de Rosas, en 1852, recoge en su Historia la tradición ideológica y el espí­ritu del partido donde su padre actuó. Es historia vivida. De ahí que esté escrita fluidamente y se lea con el apasionante in­terés de una novela. Pese a errores de de­talle y a que gran parte de su material informativo está tomado de los periódicos de la época o es recuerdo de lo que oía en su casa a quienes actuaban o habían actua­do con su padre, y pese también a las limitaciones propias de una historia polí­tica, enfocada desde el ángulo de un par­tido actuante, son tales el sentido histórico de López, sus condiciones sobresalientes de gran escritor y la honradez y sinceridad de su punto de vista, que esta obra no puede dejar de ser recordada entre las de verdadera importancia publicadas en His­panoamérica en el siglo XIX.

E. F. Rubens