[Histoire de la langue française dès origines a 1900]. Monumental obra lingüística de Ferdinand Brunot (1860-1938), publicada desde 1905 en adelante y por fin interrumpida por la muerte del autor. Se trata de una vasta investigación histórica que, sin llegar a la abstracción de una lengua separada de la historia y de las costumbres, estudia los cambios de la grafía y de los diversos significados de las palabras con el testimonio de los documentos, confrontando los imperceptibles cambios de siglo en siglo, en los dialectos y en las actas notariales, además de en las obras literarias e históricas. El autor parte de las afirmaciones de las Investigaciones sobre Francia (v.) de Étienne Pasquier (1529-1615), dando a los puntos de vista del insigne erudito la solidez de las investigaciones verdaderamente completas y seguras. Es preciso restituir a la lingüística histórica su verdadera faz, lo que en las palabras es reflejo de las costumbres : del mismo modo si un vocablo cambia en un momento dado su acepción particular, a menudo condicionada por causas políticas o religiosas, la propia estructura del período sufre sus cambios según la dirección de la cultura y su influencia sobre el lenguaje hablado. También en la fonética ocurren variaciones. Todo es digno de consideración para definir un significado lexicológico o el valor de una construcción sintáctica. La lengua está precisamente hecha de tradiciones y de innovaciones, de modas pasajeras y de un «espíritu» que poco a poco viene fijándose a través de los siglos.
Brunot examina de este modo, en varias secciones, léxico, morfología y fonética, y, comenzando desde el latín hablado y del propio francés (siglos IX-XIII), estudia la historia de la lengua hasta el Renacimiento (tomo I); trata en el siglo XVII de la emancipación del francés entre las tentativas eruditas de una lengua clasicista y las complejas fuerzas culturales a las que poco a poco somete para adquirir el carácter propio y tradicional de vivacidad expresiva y agilidad sintáctica (II). Lugar importante dedica a la formación de la lengua clásica, en el áureo siglo XVII, particularmente en relación con la obra legislativa de la Academia y de la autoridad de los mayores escritores de aquel siglo (III). Así, paso a paso, se examinan todas las aportaciones de la lengua francesa desde la estructura sintáctica hasta las variaciones del léxico; admirables son las páginas dedicadas, con gran interés crítico por lo que hace referencia a la lengua, a la época de un Pascal y de un Voltaire. Así, en las últimas partes de la obra, que quedó incompleta — con las dos partes del tomo X — Brunot difunde los tesoros de sus minuciosas investigaciones, todas avaloradas por una rigurosa concepción metódica y por una comprensión de los elementos históricos, digna de un gran erudito. La importante empresa está en trance de ser continuada gracias a los trabajos de Charles Bruneau, de la Sorbona.
C. Cordié