[Geschichte der Stadt Rom im Mittelalter]. Obra del historiador alemán Ferdinand Gregorovius (1821- 1891), publicada entre el 1859 y el 1873. La obra, de imponente amplitud, considera toda la historia de Roma desde la decadencia imperial hasta la mitad del siglo XVI: los tres primeros volúmenes alcanzan hasta el siglo XIV; los dos siguientes están dedicados respectivamente a los siglos XIV y XV; completa la obra un último volumen sobre la primera mitad del siglo XVI.
Cuando Gregorovius inició sus investigaciones para llevar a cabo esta Historia, no existían sobre el tema sino monografías de valor nulo o poco menos. Su principal tarea fue, por lo tanto, desempolvar crónicas, estudiar memorias y revolver archivos en Italia y otros países. Preparó así un enorme bagaje de erudición sobre el cual tejió su obra, que es más de artista que de científico. Sus valores son indudables, sobre todo, aparte la amplitud del cuadro, por su estilo cálido e imaginativo y la extraordinaria fuerza con que hace revivir a los personajes ante los ojos del lector. Pero también adolece de graves defectos: prescindiendo de ciertos problemas ya superados o resueltos, y de la falta de interés por la historia, tan notable, en los aspectos económicos de la Roma medieval, lo que no puede ser admitido es el espíritu de la obra. Protestante y racionalista, Gregorovius, aunque a veces parece dispuesto a hacer algunas concesiones, adopta, generalmente, una posición típica de condena partidista y decidida. Casi nunca ecuánime y objetivo en sus juicios, volcó en los cuadros y en las figuras históricas toda la pasión de sus tendencias personales.
Su visión de la vida medieval de Roma aparece totalmente deformada por el anacronismo de las interpretaciones : en la agitación del pueblo se ve el intento y la aspiración de reivindicar «el antiquísimo derecho municipal» contra el «immobile saxum», la roca de San Pedro; en la caída del Papado y del Imperio no ve sino la descomposición de dos creaciones opresoras que debían ceder el paso a la libertad y al progreso del espíritu humano. En suma, es la obra de un docto artista que si bien tuvo muchas dotes de historiador, no llegó a serlo nunca en el sentido completo de la palabra. La iniciativa de una traducción italiana emprendida en 1866 fue interrumpida apenas empezada.
C. Cipolla