Gismirante, Antonio Pucci

Poema en dos cantos del florentino Antonio Pucci (13099-1388); pue­de incluirse entre los más seguros, por lo que se refiere a la atribución, y es uno de los más interesantes «cantares» (o poe­mas recitativos para el pueblo encaminados a divulgar las hazañas de los héroes de los distintos ciclos caballerescos).

Gismirante (v.) es un caballero de la Tabla Redonda, de la Corte del célebre rey Artús (v.): va de aventura en aventura, para merecer el amor de una dama. En este punto, el ar­gumento se mezcla con otras narraciones de tipo popular. Basta con decir que, al llegar a un país se entera de que la princesa del lugar es una mujer muy rara que, todas las vísperas de San Martín, va a la iglesia completamente desnuda: quien la vea será condenado a muerte. Sin embargo, el ca­ballero, por amor de la princesa, se atreve a asistir a la escena; de esta manera con­quista su corazón y huye con ella, mientras les persiguen los ejércitos del rey, padre de la doncella. En el claro de un bosque el joven se duerme junto a ella con un sueño tan pesado, que no se da cuenta de que un hombre salvaje (el Hombre Salvaje) la rapta y se la lleva a su castillo. Aquí entran en juego motivos muy sentidos por el alma popular: nuestro Gismirante había salvado de varios peligros a un grifo, a un águila y a un gavilán, y estos animales, llegado el momento, le ayudan con varios sagaces procedimientos, que pueden encontrarse en las narraciones fabulosas de muchos países, y dan un brío efectivamente notable a la narración.

La vivacidad de algunas octavas, la gentileza y la bondad del poeta se ma­nifiestan en todas partes, y dan al conjunto una gracia que no se puede desconocer frente a otras obras más famosas. Después de la historia de la muerte de un fabuloso cerdo, que tenía dentro de sí una liebre y un gorrioncito, todo se arregla de la me­jor manera. El gorrión conduce al castillo al valiente caballero, el Hombre Salvaje es derrotado y la muchacha conducida a la Corte del rey Artús, donde se casa triun­falmente con su salvador. Este cantar de­muestra el interés con que los cuentos ame­nos eran seguidos por el pueblo de todos los países, y al mismo tiempo demuestra el éxito de antiguas historias que, pasando de Oriente a Occidente, forman el substrato de una novelística y de una epopeya ca­balleresca de nuevo estilo.

C. Cordié