Geeraerdt Van Velzen, Pieter Cornelisz Hooft

Tragedia del holandés Pieter Cornelisz Hooft (1581-1647), escrita en 1613. Su fuente es un canto po­pular histórico.

Machteld van Velzen, es­posa de Geeraerdt van Velzen, ha sido viola­da por Floris V, conde de Holanda; incitadas por sus lamentos, la Discordia, la Violencia y el Fraude incendian las naciones, mientras un coro de vírgenes canta la ingratitud de los príncipes, de la que el delito de Floris es una nueva muestra. En el segundo acto, Floris es hecho prisionero y conducido al castillo de Velzen, donde los nobles se han reunido en consejo para vengar el ultraje; Gijsbert van Aemstel aconseja la clemen­cia, pero Velzen titubea; el escudero en­viado a pedir consejo al mago Timón, aun cuando ha asistido a la invocación de Hécate y de un espíritu infernal, no lleva más que una respuesta ambigua. Floris, en el calabozo, sueña con Velzen, que le pre­dice la muerte; despierta aterrado y manda llamar al conde, implora su perdón y le ofrece, aunque inútilmente, casarse con su hija natural para reparar la injuria. Al drama interior que se desenvuelve en el alma de los personajes, se une la amenaza externa: el enemigo avanza por todas partes. El coro canta la gloria de los que combaten valerosamente y Velzen se despide de su mujer. Poco después, un heraldo anuncia a Machteld el resultado de la lu­cha y la muerte de Floris en la batalla; un coro de ciudadanos deplora la pérdida y lamenta el destino de Holanda, pero el río Vecht, en un largo discurso, predice la glo­ria de Amsterdam y de toda Holanda.

El Geeraerdt van Velzen supera a las dos pre­cedentes tragedias de Hooft por el vigor de su lenguaje y por la agilidad del diálogo. La escena del mago, la aparición del sueño y las figuras alegóricas recuerdan el teatro de Séneca, particularmente la entrada del río Vecht, que parece calcar el Hércules resucitado del Hercules Oetaeus (v. Hércu­les). El uso de la alegoría es propio del drama de últimos del siglo XVI; sin em­bargo, es significativa la substitución de alegorías clásicas por algunos símbolos de carácter nacional.

H. Henny