[Kraft und Stoff]. Es la obra más conocida de Ludwig Büchner (1824-1899), que, publicada en 1855, suscitó, por un lado, un indescriptible entusiasmo, y un inmenso escándalo por otro, siendo causa de que el autor fuera expulsado de la enseñanza. Fruto de una fanática admiración hacia el progreso llevado a cabo por la humanidad, quiere ser, al mismo tiempo, una rehabilitación de la experiencia, única fuente de verdad, y una violenta protesta contra la concepción teleológica de la naturaleza. «La naturaleza — afirma Büchner — no conoce intenciones, ni fines, ni condiciones espirituales o materiales que se le impongan desde arriba o fuera de ella». Materia y fuerza son inseparables y eternas; las propiedades y las leyes de la materia también son eternas, de manera que, en la naturaleza, no hay lugar para los milagros. Todas las formaciones del Universo se debieron a la acción lenta de las mismas causas que vemos actuar a nuestro alrededor y que solamente en ciertos momentos pueden actuar con mayor violencia. La vida ha aparecido por generación espontánea de los gérmenes de todos los seres humanos, existentes «ab aeterno» en el espacio y que descendieron a la tierra después de la formación de su corteza sólida, desenvolviéndose cuando encontraron el ambiente favorable y originando formas vivientes de las que han seguido viviendo tan sólo las que resultaron adecuadas a las condiciones ambientales.
No una potencia teleológica, por lo tanto, sino la energía de los elementos y las fuerzas de la materia dieron origen a un sinfín de formas que fueron limitándose y actuando unas sobre otras como si una potencia exterior las creara una por la otra; pero, en realidad, a consecuencia de ciertas causas naturales que llevaron lentamente a esta adaptación recíproca y que Darwin llamará la selección natural y la lucha por la vida. Por lo que se refiere al alma y al pensamiento, Büchner opina que son funciones orgánicas: el pensamiento es la resultante de todas las fuerzas reunidas del cerebro y, muy probablemente, el efecto de la electricidad nerviosa. Este efecto es comparado al de una máquina de vapor, cuya fuerza es invisible, inodora e inasible, mientras el vapor es algo secundario que no tiene nada que ver con el fin de la máquina. Los últimos capítulos tratan de las ideas innatas, de la inmortalidad del alma, de la diferencia entre el hombre y los animales. La obra es más un libro de divulgación polémica que el fruto de un pensamiento original, y el gran éxito que obtuvo no se debió al hecho de representar una novedad en los puntos de vista del materialismo, sino al de haber proclamado el valor del método científico y experimental en un momento en que el pensamiento reaccionaba contra los grandes sistemas idealistas alemanes de Fichte, Schelling y Hegel, aclamando el triunfal desarrollo de la industria y de las ciencias positivistas.
M. Venturini