Es el tratado dogmático más importante de la Iglesia oriental, debido a San Juan Damasceno, nacido a fines del siglo VII, y muerto probablemente en 749. Vivió en el período más áspero de la lucha iconoclasta; fue uno de los más apasionados y encarnizados defensores de la Iglesia contra las injerencias imperiales. Y precisamente la Fuente del conocimiento — como las demás obras del Damasceno, entre las cuales son notables tres discursos Contra los iconoclastas — nace de la necesidad de dar una sistematización dogmatico teológica a la doctrina de la Iglesia frente a la corriente política del tiempo, La obra, compuesta por el santo en edad avanzada — es posterior a 742—, consta de tres partes: una primera, introductoria, titulada «Capítulos filosóficos», es una exposición y aplicación a la teología cristiana de la dialéctica aristotélica derivada de los neoplatónicos Porfirio y Amonio; la segunda parte, histórica, que lleva el título de «En torno a las herejías», es una exposición de cien herejías, compilación de obras más antiguas de Epifanio, Teodoreto, Timoteo de Constantinopla, etc., con una adición acerca de las herejías más recientes; la tercera parte, la dogmática, es la más importante y se titula «Exposición cuidadosa de la fe ortodoxa»; está dividida en cien capítulos.
Contiene una exposición sistemática de toda la teología cristiana, que comienza en Dios y en la Trinidad, y va procediendo después por todas los demás dogmas siguiendo el orden del Credo niceno constantinopolitano. Se funda, sobre todo, en la enseñanza de los Padres de la Iglesia (San Gregorio Nacianceno, Leoncio de Bizancio, Máximo y Pseudo-Dionisio Areopagita) y en las doctrinas establecidas por los Concilios entre los siglos IV y el VII. La Fuente del conocimiento no tiene, en general, particular mérito en cuanto a especulación y originalidad; pero a veces consigue profundizar conceptos y expresar doctrinas tradicionales más rigurosa y claramente, para precisar la terminología. Pero es, sobre todo, un compendio cuyo valor principal reside en su carácter sistemático: reúne, en efecto, las cuestiones teológicas principales antes dispersas en diversas obras. La obra dio a San Juan Damasceno más autoridad e influencia sobre los teólogos bizantinos de la que obtuvo jamás ninguno de los teólogos posteriores. Más tarde, en el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino se servirá de la Fuente del conocimiento como modelo para su Summa teológica (v.). Por lo demás, ya en el siglo XII, Burgundio de Pisa hizo una traducción de la tercera parte de la obra, titulándola Expositio fidei orthodoxae.
S. Impellizzeri