[Formazione dei cieli]. Obra de Vincenzo Viviani (1622-1703) que lleva el título un tanto enigmático de Formazione e misura di tutti i cieli con la scrittura e quadratura dell’intero e delle parti di un nuovo cielo ammirabile, e di uno degli antichi delle volte regolari degli architetti: curiosa esercitazione matematica di Vincenzo Viviani (Florencia, 1692). Viene a ser complemento y ampliación de un problema que era casi un desafío lanzado por el autor, bajo un nombre fingido, a los matemáticos extranjeros publicado en las «Acta eruditorum Anno MDCXCII, Lipsiae, calendis Junii», pág. 274, y así propuesto: «Aenigma geometricum de miro opifìcio testudinis quadrabilis hemisphericae a D. Pio Lisci Pusillo Geometra — [anagrama de Postremo Galilaei discípulo] —propositum die 4 aprii, A. 1692, cuius divinatio a secretis artibus illustrium Analystarum vigentis aevi expectatur, quod in Geometriae pura Historia tantummodo versatus, ad tam recondita videatur invalidus».
El enigma propuesto era: «Inter venerabilia eruditae olim Graeciae Monumenta extat adhuc, perpetuo equidem duraturuih, Templum augustissimum, ichnographia circulari Almae Geometriae dicatum, quod Testudine intus perfecte hemispherica operitur; sed in hac, fenestarum quatuor aèquales areae (circum hac supra basim hemisphaerae ipsius dispositarum) tali configurai ione, amplitudine, tantaque industria ac ingenii acumine sunt estructae, ut his detractis superstes curva Testudinis superficies, pretioso opere musivo ornata, tetragonismi vere geometrici sit capax. Quaeritur modo, quae fit, quo methodo, quave arte pars ista hemisphaericae superficiei curvae quadrabilis, tensae ad instar carbassi, vel’ turgidi veli nautici ab Architecto illo Geómetra fue rit obtenta? et cui demum plano geometrice quadrabili sit aequabilis?» Este problema, que es el primero de la Formación de los cielos, Viviani lo resuelve del siguiente modo: una esfera en la que aparecen dos orificios cilíndricos, paralelos y de diámetro igual al radio de la esfera, queda abierta por cuatro ventanas tangentes; las dos partes de esa esfera, por encima y debajo del plano diametral común a la esfera y a los cilindros, tienen en total una superficie igual al doble del cuadrado del diámetro de la esfera, es decir, son el cuádruplo del cuadrado que tiene por diagonal el diámetro de la esfera; y cada una de las superficies de las cuatro ventanas es cuádruple de las superficies comprendidas entre el círculo máximo de la esfera y el cuadrado inscrito en ella.
Viviani sugiere que se llame a la superficie diferencial de la semiesfera «bóveda de nave florentina cuádruple». El problema II es el siguiente: «Hallar un sólido y un taladro con el cual, atravesándolo, la superficie esférica que se busca sea igual a un cuadrado dado». El III es: «Tornear un sólido cuya superficie curva total sea igual a un cuadrado dado». El IV: «Hallar un sólido y un taladro de forma que el vacío que éste produzca sea con respecto a la solidez, como con respecto a la superficie, proporcionalmente análogo a una esfera». Siguen otros cinco problemas análogos y consideraciones sobre las bóvedas de cañón, de tribuna (Tholus), de esquife, romana, de crucería, de vela antigua, y termina con los datos numéricos de las medidas relativas. El primer problema es conocido por los matemáticos con la denominación de «Ventana de Viviani». La importancia histórica de tales cuestiones reside en el hecho de que si, por una parte, la profundidad de los conocimientos y el dominio de los métodos de la geometría clásica testimonian en este terreno la superioridad del geómetra florentino, tal vez sobre todos los geómetras contemporáneos, por otra parte vienen a manifestar, si no la escasez de las nociones, una cierta desconfianza en la eficacia de los nuevos métodos de cálculo establecidos en primer término por Cavalieri, mediante los cuales el matemático hallaba abierto un nuevo y más útil camino para la investigación.
Conociendo el reto de Viviani, envió Leibniz la solución al Gran Duque de Toscana, por medio del embajador, el 27 de mayo del mismo año 1692, añadiendo: «Hunc nodum aggressus, ea ipsa qua literas accepi die solvi, et quidem infinitis modis, neque enim determinatum problema est». Las soluciones fueron obtenidas mediante el cálculo diferencial y parece ser que Viviani quedó un poco desconcertado por la facilidad con que se resolvían los problemas de esta naturaleza mediante los nuevos métodos. No obstante, para situar incluso en este campo la obra de Viviani en su justo valor, sería necesaria la publicación íntegra de aquellos manuscritos, hoy inéditos y poco estudiados, con lo que el problema en cuestión y los ya preparados por el autor, el De terebratione solidorum junto con el Tetragonismicorum, que fueron resueltos por él mismo, podrían aportar elementos interesantes a los problemas de las superficies cuádruples.
P. Pagnini