Filosofía de la Mitología, Friedrich Wilhelm Joseph Schelling

[Philosophie der Mythologie]. Obra del filósofo alemán Friedrich Wilhelm Joseph Schelling (1775-1854), publicada en Stuttgart, en 1857, en el segundo volumen de la segunda serie de las «Sámmtliche Werke». Recoge cursos de lecciones públicas profesadas por el filó­sofo en Berlín en 1842 y 1845-46. La obra consta de dos partes, la primera de las cua­les («El Monoteísmo»), filosóficamente mu­cho más interesante que las otras, sirve de introducción a la segunda, que contiene la verdadera y propia filosofía de la mitología. Para que sea posible una filosofía de la mitología es menester que ésta no sea sen­cillamente un conjunto de historietas y anécdotas, sino que tenga una verdad pro­pia; y esta verdad suya consiste en el he­cho de que ella es un proceso teogónico que se realiza en la conciencia humana. Los principios de este proceso son los mismos principios del ser y del devenir; y por lo tanto el proceso mitológico es el proceso universal y absoluto del devenir del mun­do.

Por esto, el presupuesto de una deduc­ción filosófica de las varias creaciones de la fantasía miticopoética es el concepto de Dios, como único Dios, o sea de Dios como absoluto en sí, que se realiza como multiplicidad en la conciencia miticopoética de los hombres. Dios es potencia de ser, puro ser, autoposición del ser (Espíritu) o, mejor dicho, es, en sí, la unidad y síntesis po­tencial de estos tres aspectos. Para pasar de esta potencialidad al ser en acto, es me­nester el acto del querer divino: Dios es el que quiere ser. Esta voluntad se mani­fiesta en un proceso creador, que termina en la conciencia humana, en la cual esta múltiple y gradual autocreación de Dios se sitúa precisamente como mitología. Aquí es imposible, y por lo demás, poco interesante, seguir las laboriosas y a menudo artificiosas deducciones de las varias divinidades grie­gas, romanas e indias; esta parte de la obra tiene un interés más historico cultural que propiamente filosófico. El valor de la obra consiste, sobre todo, en la tentativa de ob­tener un principio especulativo que recoja en una ley unitaria de desarrollo las varias formas en que la experiencia filosófica se objetiva en conceptos filosóficos y teológicos.

G. Preti