Felipe, Vittorio Alfieri

[Filippo]. Tragedia de Vittorio Alfieri (1749-1803). Concebida en 1775 y pu­blicada en 1783, es la primera compuesta por Alfieri después del fracaso de Cleopatra. El argumento es la legendaria rivalidad amorosa de Felipe II de España y su hijo don Carlos (v.), que termina con la muerte de este último. Se manifiesta en ella, por vez primera, el motivo dominante de la poesía de Alfieri: la del individuo que, ob­sesionado por la pasión del dominio abso­luto, no puede conocer más límites que los de su ilimitada voluntad, y fatalmente odia y sospecha de cuantos están a su alrededor, por lo que, forzado a crueldades siempre nuevas, termina en una pavorosa soledad.

Tal es Felipe, que siente frente a sí la vo­luntad recta y noble de su hijo Carlos, e instintivamente le odia («Ei d’esser padre / Se puré il sa, s’adira»), antes todavía de conocer su amor, reprimido y combatido, por la reina Isabel, su madrastra y antaño su prometida. Toda la tragedia está domi­nada por la voluntad omnipotente de Felipe (Gómez, más que un ministro y un con­fidente, es su sombra y el instrumento de su voluntad); a las dos víctimas sólo les que­da esperar el inevitable suplicio: Carlos lo ve venir con una desesperada clarivi­dencia y sólo ansia la muerte liberadora («Gran tempo é giá che di morir sol bra­mo»); Isabel, con femenino miedo por ella y por el joven príncipe, cuyo amor com­parte, aun combatiéndolo y escondiéndolo a sí misma. Encarcelado bajo la falsa acu­sación de atentar contra la vida de su pa­dre, Carlos sabe que Pérez, su noble amigo y defensor, ha sido condenado a muerte por el rey, y ante los ojos del padre y de la amada, se suicida. Le sigue en la muerte Isabel, y Felipe, ante los dos muertos, dirige a su ministro Gómez palabras que dejan entrever nuevos temores, nuevos delitos («Gómez, si asconda / L’atroce caso a ogni uomo. A me la fama / A te, se il taci, salverai la vita»). En esta atmósfera de pesa­dilla pavorosa, que es su verdadero motivo poético, se desarrolla la tragedia, a la que perjudican las tentativas del poeta para hacer más verosímil su drama. M. Fubini

*   Para las otras obras inspiradas en la le­yenda desde Montalbán (El segundo Séneca de España) a Núñez de Arce (El haz de leña), véase Don Carlos.