Fantasía en «Do Menor», para Piano, Wolfgang Amadeus Mozart

Compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), en 1785, y publicada el mismo año en Viena como introducción a la Sonata en «do menor» (v. Sonatas), a la que generalmente se une en las ediciones modernas, de acuerdo con la intención del autor. La Fantasía es obra de rara libertad y modernidad de concepción, y pese a la simplicidad de su estructura pianística, al­canza una graciosa plenitud, armonías ricas y audaces y sonoridades casi sinfónicas. La tonalidad no está indicada por alteraciones de clave: el «do menor» se afirma al co­mienzo y al fin, pero el resto son modula­ciones continuas, incluso en tonos muy dis­pares; parece realizarse aquí esa «abolición de las tonalidades» (relativa, se entiende, para no confundirla con la tonalidad) a que han aspirado los músicos más modernos.

La Fantasía se compone de varios tiempos uni­dos: a un «Adagio» profundo y meditabundo sucede un «Allegro» impetuoso, un «Andan­tino» melodioso y, por fin, un retorno al tiempo y tema iniciales, con un final enér­gico. Esta libertad de fantasía se resuelve luego, en la Sonata aneja, en una forma clá­sica y airosa, pero siempre densa de drama­tismo. En esta doble creación se ha querido ver un Mozart insólito, pre beethoveniano, pero tal opinión parece derivar de una vi­sión incompleta del arte de Mozart, que, además de sus otras evidentes cualidades, posee un dramatismo propio, impregnado de un supremo sentido de la gracia; y no hay por el momento ninguna necesidad de querer ver, ni aun en los momentos más trágicos, indicios de «crisis romántica». Sin embargo, la composición es excepcional, en­tre las obras para piano solo (excluidos, pues, los conciertos) en las que general­mente domina una expresión dulce, fluida y serena.

F. Fano

Las célebres Fantasía y Sonata en «do menor» tienen la majestad de un Dios olím­pico y la elegante simplicidad de una he­roína de Racine. (Rolland)