[Deutscher Sozialismus]. Obra en seis partes de Werner Sombart (1863-1941), economista e historiador del capitalismo, publicada en Berlín en 1935. El autor se propone precisar cuál es la forma de economía regulada más adecuada a la comunidad nacional alemana. Y considerando que tal forma no puede tener los caracteres genéricos de la economía socialista, empieza por preguntarse a sí mismo qué es el socialismo (II), después de repetir, en síntesis sus conocidas ideas sobre la era económica o capitalista actualmente en fase de disolución (I).
Entre las muchas formas teóricas de socialismo examinadas y criticadas (II y III), ninguna le parece a Sombart adecuada a las exigencias del pueblo alemán; por lo tanto, teniendo que construir un esquema de sociedad socialista para su pueblo, se pregunta cuáles son el cuerpo, el alma y el espíritu alemanes, y por consiguiente cuáles han de ser los principios generales, el ordenamiento social, el camino del socialismo alemán (IV); concluyendo que «el socialismo alemán considera como su específica labor la de sacar alemania del desierto de la época económica», es, por tanto, anticapitalismo, abraza todo el pueblo en cada categoría y rama cultural, y por tanto es totalitario; no quiere construir un reino de utópica felicidad, sino una vida mejor para todos, y por lo tanto ha de tener en cuenta las peculiaridades del pueblo que hay que beneficiar, los límites insuperables de toda especie que condicionan la renovación.
El socialismo alemán debe subvertir la actual jerarquía de valores, poniendo encima de los valores de utilidad y comodidad, los de santidad, espiritualidad y vitalidad, cultivando la espiritualidad, heroísmo y multilateralidad del pueblo alemán. Para alcanzar este ideal, el socialismo alemán debe hacer de manera que la esencia del pueblo sea sana, fuerte y resistente. El socialismo alemán es normativismo social, es decir, que no aguarda el fatal acontecer de un orden mejor, sino que quiere construirlo día tras día, sin doctrinarismos y sin nivelaciones. Abandonando así toda concepción naturalista, es preciso aguardar la realización del socialismo alemán por obra del Estado (IV). En este punto, a la enunciación de los principios generales sigue el estudio analítico de la acción, que la colectividad organizada en Estado debe desplegar en lo relativo a la racionalización humana (política demográfica y racial), administrativa (ordenamiento interior) y política (relaciones entre individuo y Estado) (V). Siguen las precisiones en materia económica sobre técnica, consumo, producción (VI), y termina la obra, que hubiera debido tener otra parte, en la que el autor quería examinar la actividad del socialismo alemán en el campo espiritual. Prometió Sombart añadir esto en una sucesiva edición de la obra, pero su muerte se lo* impidió. El socialismo alemán representa la conclusión de la larga actividad de Sombart.
El historiador y el crítico del capitalismo tenía que llegar, como llegó, a concebir un plano para la reordenación de la vida social. Conocedor de los defectos del naturalismo económico, debía orientarse en su plano en sentido voluntarista; hombre que vivió en los siglos XIX y XX y que llegó al ocaso de la vida en los años de la experiencia del nacionalsocialismo, sufrió la influencia del socialismo y liberalismo, manteniendo de todos modos una característica independencia de juicio, que se pone de manifiesto también en El socialismo alemán, lógica coronación de las doctrinas económicas neovoluntaristas de nuestro siglo, y una de sus más significativas manifestaciones. [Trad. española de J. M. Navarro de Palencia con el título El Socialismo y el movimiento social en el siglo XIX (Madrid, s. a.) y de Rafael Cansinos Assens (Valencia, s. a.)].
A. Banfi