[Monsieur Alphonse].
Comedia en tres actos de Alexandre Dumas, hijo (1824-1895), representada en París en 1873.
Es, como las Ideas de Ma~dame Aubray una lanza rota en favor de la redención de la mujer culpable y al mismo tiempo un ataque al egoísmo masculino que, con la complicidad de la ley, sacrifica a los hijos, víctimas inocentes de las culpas de los padres. Raimunda es una joven librada de la soledad y la miseria gracias a su boda con Montaiglin, un oficial de marina, bastante mayor que ella, de alma noble.
Nunca se ha atrevido a confesarle que tuvo una hija de un conocido común, Octavio; pero, durante las frecuentes ausencias del marido, prodiga todo su afecto a la niña, que ya tiene once años y ha crecido precozmente, sensible e inteligente. Cierto día, Octavio, que ha visto muy pocas veces a su hija, quien le conoce bajo el nombre de señor Alfonso, quiere librarse de ella; está a punto de contraer un matrimonio de intereses con una ex camarera enriquecida, la celosa señora Gui- chard y, pese a la desaprobación de Raimunda, persuade a Montaiglin para que reciba en su casa a la niña. Pero la astuta señora Guichard descubre las relaciones que unen a Octavio con la chiquilla y la reclama como prenda de su fidelidad. En el dolor por la inesperada separación, Raimunda se traiciona.
Pero Montaiglin comprende, perdona en nombre del amor materno y adopta generosamente a la hija de su mujer, mientras la señora Guichard, con su buen corazón y el sentido común de pueblerina, indignada por el egoísmo de Octavio, lo rechaza definitivamente.
La comedia tiene los méritos y los defectos característicos de todo el teatro de Dumas: la construcción sólida y el diálogo vivo y elocuente por un lado; por el otro, la abstracción y el escaso dramatismo que derivan de su planteamiento al servicio exclusivo de una tesis moral.
Carecen particularmente de vida las figuras de ambos hombres, colocados en contraste, como tipos simbólicos del egoísmo y de la generosidad.