[The Man who died Twice]. Poema del escritor americano Edwin Aelington Robinson (1869-1935), publicado en 1924, obtuvo en 1925 el Premio Pulitzer. De hecho, más que de un poema se puede hablar aquí de una narración escrita en versos libres. Robinson es uno de los maestros de este género, que goza de gran favor en los países anglosajones, y a él ha consagrado casi exclusivamente la última parte de su producción, a la que pertenece además esta obra. Para él la narración en verso no debe ser acción, sino un medio para ofrecer retratos psicológicos, que permitan así penetrar en los problemas eternos del sentido del sufrimiento y de la vida.
El narrador (cuya personalidad apenas parece esbozada) encuentra un anochecer en la calle, tocando el tambor para el Ejército de la Salud, al compositor Femando Nash, que él había conocido en su juventud, cuando sus dotes excepcionales le valían la admiración y la envidia de todos. Le interroga, y en una habitación pobre, miserable, Nash le cuenta su tragedia: plenamente consciente de su genio, sabe que lo ha perdido, por no haber depositado en él suficiente confianza y haber querido poseer los placeres materiales. Las torturas de su espíritu, en el «encierro de las sombras» le han llevado a encontrar en la humildad frente a Dios la victoria sobre la muerte. Estas torturas y esta revelación constituyen la parte esencial del poema. El arte de Robinson, plenamente sugestivo, y su maestría en el monólogo dramático donde, tanto en las repeticiones como en las alusiones veladas, se revela y se traza un carácter, aparecen aquí expuestos con la mayor claridad. Expone el misterio de una vida, pero no lo resuelve: ¿Ha encontrado Nash la verdad? Su convicción es tan turbadora como las reservas de su amigo: fuera de la duda sólo quedan la intensidad de su experiencia y el sufrimiento, que es la razón de su vida espiritual.