[The Man of Mode, or Sir Fopling Flutter]. Comedia inglesa en cinco actos, de Sir George Etheredge (1635-1691), representada por primera vez en 1675.
El joven y brillante Dorimant se encapricha de Belinda y quiere a toda costa liberarse de los lazos amorosos que le unen a la celosa señora Loveit; a tal fin la acusa de haberse dejado cortejar por Sir Fopling Flutter, «el hombre a la moda», un pisaverde infatuado hasta el ridículo por su elegancia afrancesada. La pobre Loveit, en verdad, no siente por éste la más mínima simpatía, pero cuando, poco después, lo encuentra en el paseo, procurando inspirar celos al amante finge agradecer sus atenciones; esto no complace á Dorimant, que aunque no quiera saber nada de ella, se siente, sin embargo, ofendido y le hace una escena. Entretanto, siguen adelante las otras intrigas. Precisamente por aquellos días llega del campo Lady Woodwill Con su hija Harriet, que destina para esposa del joven Bellair; pero éste está secretamente comprometido con una buena y juiciosa muchacha, Emily, y, por otra parte, Harriet se ha encaprichado de Dorimant con sólo verlo; aclarada entre ellos la situación, los dos jóvenes fingen consentir en la boda para ganar tiempo, hallando así modo de lograr sus deseos sin enemistarse demasiado con sus padres respectivos.
Otra complicación surge cuando el padre del joven Bellair, que es viudo, se enamora de Emilia y quiere casarse con ella; pero el hijo se casa secretamente antes que él, y, ante el hecho consumado, el viejo termina perdonando y dando su bendición nupcial a los esposos, sin desheredarlos, según había amenazado. Más difícil es la situación de Harriet, porque su madre no quiere saber nada de Dorimant, del que ha oído hablar como de un descarado mujeriego; pero, con ayuda de una amiga complaciente, Medley, Harriet logra, durante un baile, presentar el amado a la madre, con el nombre de Mr. Courtage, y éste discursea tan seria y juiciosamente, deplorando la corrupción de los jóvenes libertinos de la época, que la buena dama queda encantada y cuando el truco se descubre no osa ya impedirle que haga la corte a su hija.
Y la comedia termina con gran alegría de Harriet y con poca satisfacción de Belinda y de Loveit, que se consuelan previendo para el porvenir de la joven pareja los más terribles disgustos. Es una obra de escasa amenidad. Con todo, Etheredge introduce en ella un soplo de vivacidad genuina e, imitando a los autores franceses, crea la comedia de intriga, sustituyendo a los «humores» de Ben Jonson personajes verdaderos y reales, y preparando así el camino a Congreve y a Sheridan. El Hombre a la moda quiere ser una sátira de los vicios elegantes de la época, y nos revela una sociedad fundamentalmente amoral y vulgar., a pesar de su refinamiento exterior. Frente a Sir Fopling, el galante infatuado por las modas francesas, Doriman representa una copia nacional y más moderada del mismo tipo; pero en la figura del vanidoso hay un espíritu desdeñoso, una fría impudencia, que desvirtúa la comicidad y la sátira se disuelve en una fina ironía.
A. P. Marchesini