El Demonio de Mediodía, Paul Bourget

[Le Démon de midi]. Novela de Paul Bourget (1852-1935), publicada en 1914. Su título está tomado del salmo XC, donde se señala entre las cosas particularmente peligrosas, el demonio de mediodía; dejando aparte su valor simbólico, así se llama a la tenta­ción que, aun en los mejores espíritus, tie­ne lugar a la mitad de la vida por obra del maligno y les hace desviar hacia el pe­cado. Luis Savignan, ilustre escritor cató­lico, que tiene poco más de cuarenta años, se deja convencer y acepta del industrial M. Calviéres una candidatura electoral, en su Auvernia natal. Eso da ocasión a que Luis vea de nuevo a su antigua novia, Ge­noveva de Soléac, que, veinte años antes, instigada por su familia, le rechazó para aceptar al rico Calviéres. Termina el es­critor por ser su amante y vive horas de felicidad no exenta de remordimientos por el adulterio que realiza a pesar de sus prin­cipios religiosos. Su hijo Jacobo adora al padre, pero se inclina, influido por el sacer­dote Fauchon, hacia el modernismo. La no­vela narra paralelamente la historia del sacerdote, coetáneo de Savignan. Fauchon ha hecho que se enamore de él la purísi­ma Teresa Andrault, con la que Jacobo querría casarse y que, en cambio, deja la casa paterna para seguir al sacerdote y casarse con él, que es opuesto al celibato eclesiástico.

El enredo de Savignan y Ge­noveva se descubre, Calviére encuentra las cartas amorosas del escritor católico, las lleva a Fauchon (quien ha sido excomul­gado por un libro contra la Iglesia romana, violenta y minuciosamente refutado por Sa­vignan) para que se sirva de ellas en una polémica. Jacobo, advertido por Teresa, ya distanciada espiritualmente del marido y horrorizada al pensar en el escándalo, se presenta en casa del exsacerdote y se apo­dera violentamente de las cartas. Desgra­ciadamente, Fauchon alarga la mano a su pistola, que estaba en una mesa, con in­tención de asustar al adversario. Teresa quiere impedir que la utilice, se oye un disparo; Jacobo muere santamente, tras una larga agonía, en la que recomienda a todos que abjuren de sus errores. El exsacerdote se retira a un convento, Teresa vuelve a casa de sus padres, Genoveva retorna al techo conyugal. El pobre padre, loco de dolor, atraviesa un período de incredulidad; pero es seguro que un día retornará de nuevo a Dios. La novela se resiente a me­nudo de la pasión de la tesis, y los debates sobre las ideas llegan a tener dimensiones desaforadas. Algunos caracteres — como el de Fauchon, que ha pecado por orgullo con­tra la Iglesia, de la que era ministro — es­tán dibujados con tendencia a la caricatu­ra; otros son típicamente literarios. Las frecuentes digresiones sobre los puntos fun­damentales de la disensión modernista son expresión típica del tiempo en que la no­vela se escribió, y se resienten de las po­lémicas de aquella época.

G. Falco