Comedia de caracteres de Agustín Moreto (1618-1669), subtitulada también en algunas ediciones La tía y la sobrina, basada en el refrán o frase hecha de su título. La edición príncipe es la de Primera parte de Comedias de Moreto, 1654. Algún motivo de la intriga procede de El acero de Madrid (v.), y el tipo del Alférez se asemeja al ¿De cuándo acá nos vino? (v.), ambas de Lope. Como en ésta, Moreto destaca el madrileñismo costumbrista, como el mentidero de las «gradas de San Felipe»: «Alférez. — Por la mañana, yo al irme vistiendo, / pienso una mentirilla de mi mano, / vengo luego, y aquí la siembro en grano; / y crece tanto que de allí a dos horas / hallo quien con tal fuerza la prosiga, / que a cortármela venga con espiga». La viuda que quiere engatusar al galán, y la rivalidad con su sobrina, hacen pensar algo en La discreta enamorada (v.), y otras comedias de Lope.
Como elemento psicológico costumbrista, destacan los personajes de doña Cecilia, viuda (la tía) y el alférez Aguirre. Con todo, la comedia se asemeja al tipo de «figurón», sobre todo en los tipos de don Martín y el Licenciado, pero sin llegar la comedia del tono completamente caricatural y grotesco de El lindo don Diego (v.) del mismo autor. En realidad, los figurones son en De fuera vendrán… los personajes episódicos. La parte final de la intriga de amor entre el capitán Lisado y doña Francisca (la sobrina de Cecilia), entra en el mundo delicado tan grato a Moreto: «Los pensamientos que están, tristes en mi corazón», que triunfa al fin sobre los demás elementos de interés o femineidad semicadencia. Thomas Cornearle, imitó la obra en Le Barón d’Arbikrac, según Fernández-Guerra y Orbe.
A. Valbuena Prat