[Cristo alia festa di Purim]. Drama en un acto, publicado en 1894 y representado en 1895, de Giovanni Bovio (1841-1903), primera parte de la trilogía historicofilosófica, seguida de San Pablo (v.) y el Milenio. En este acto se escenifica el episodio evangélico de la adúltera a la que los fariseos conducen ante Jesús, cuando viene a Jerusalén para la fiesta de los Tabernáculos. El episodio fue escogido por el autor como uno de los ejemplos más demostrativos de un punto fundamental de la doctrina de Cristo: la supremacía del espíritu sobre la letra de la ley; y por ser altamente dramático. Pero, por ser un artista concienzudo, Bovio comprendió el peligro de tenerse que medir con el texto de San Juan, y la dificultad de hacer actuar a la manera de los demás, el personaje de Cristo; por esto, lo excluyó de la escena, pero hizo sentir su presencia mediante varios recursos, como son: los diálogos entre personajes secundarios, como aquel que tiene lugar entre un centurión romano y una hetaira, y el otro entre María Magdalena, no arrepentida aún pero en el momento decisivo de su crisis interior, con Judas, turbado por la traición que se oculta en su alma y por los sofismas que quisieran justificarlo.
Sin embargo, el drama psicológico de Judas, apenas si está esbozado y queda como abrumado bajo el excesivo espíritu dialéctico del autor. A Cristo sólo se le oye la voz, pero la escena está dispuesta de manera que la muchedumbre oculta su figura al público. De este modo la parte más conmovedora del episodio (el diálogo entre Jesús y la pecadora queda suprimido) y como las palabras del pasaje evangélico («Nadie te ha condenado, ni yo te condeno: vete en paz, y en adelante no peques») agotan en sí todo el dramatismo, y eliminan la necesidad de cualquier palabra, la reanudación del diálogo entre la hetaira y el centurión, que cierra el acto, atenúa el significado del mismo y le quita fuerza y emoción. La figura de Jesús representada claramente despojada de atributos divinos, suscitó apasionadas polémicas desde la publicación de la obra, polémicas que se hicieron más ásperas cuando algunos meses más tarde el drama fue llevado al teatro; hasta el punto de que el Gobierno hubo de prohibir su representación. En esta trilogía, el autor quiso recoger desde su punto de vista el desarrollo del pensamiento cristiano, desde que surgió en la palabra de Jesús, hasta su actitud frente a los problemas de la época actual.
M. Vinciguerra